Epílogo

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SIN BRIAN, JIM YA NO LE VEÍA MUCHO SENTIDO A LA VIDA. Incluso había dicho que había perdido la esperanza de encontrar un auténtico motivador, se había ahogado en una profunda depresión, y ahí, desde la negrura de la melancolía y el dolor, había encontrado un consuelo entre las drogas, la poesía y el alcohol, por que para 1971, la música ya también estaba fuera de la ecuación tras grabar su último álbum con The Doors, L.A. Woman.

Había dedicado casi cinco año de su vida a ese contrato con Elektra Records, les dio material, no para cinco, sino seis álbumes. Estaba demasiado cansado como para limar las asperezas entre sus compañeros, aquellos que una vez consideró su familia, ahora detestaban su camino de autodestrucción al que se había entregado.

Harto de ese mundo de fama y falsedad, decidió que, era hora de cambiar de aires. Aunque también venia de por medio una creciente paranoia con las autoridades de su país natal, el FBI lo tenía vigilado, considerándolo un agitador; pero ante todo, una parte de él quería volver al lugar donde vio por primera vez a ese amor que se convirtió en su universo.

En París, Jim buscó aferrarse a lo poco que quedaba de Brian en la esencia francesa. Había llegado hace cuatro meses para alcanzar a Pam, la pelirroja ya tenía ahí una semanas rentando un departamento en la zona antigua de la ciudad. A él le había gustado por tres cosas: Tenía buena iluminación, era tranquilo y había música jazz sonando por las noches, le recordaba a Brian.

De hecho, todo lo que recordaba a él. No había un día en que no ansiara despertar y saber que todo había sido un fatal pesadilla, pero en el transcurso de casi dos años, había tenido tiempo para resignarse con amargura al hecho de que él no volvería.

Una mañana en las cálidas tierras de Marruecos, Jim se despertó sudando, de nuevo la muerte del rubio lo acompañaba con ataques de ansiedad que le ocultaba a su novia, París le había traído algo de paz, pero a la vez, los fantasmas abundaban y no querían dejarlo. Los espíritus en su cuerpo hacían más ruido que nunca.

Fue al baño con cuidado de no despertar a Pam, quien dormía plácidamente. Entró al baño y se sentó en la tapa del escusado, unos segundos para refregarse los ojos, sentía su cuerpo entumecido. Lavó su cara, pero se detuvo cuando su mirada quedó en el espejo y entonces, sintió un estrujón en el pecho.

Había desarrollado al gusto de contemplarse en los espejos, o al menos así era hace unos años. Le gustaba ver sus músculos y su tonificada figura que todas las chicas amaban. Parecía haber pasado una eternidad desde aquellos años, a pesar de haber perdido peso en los últimos meses,  se sentía viejo y a pesar que a él nunca le molestó su espesa barba que ahora se juntaba con su cabello, esta vez sintió una bofetada al verse tan demacrado.

"Quédate hermoso", había dicho Brian.

De nuevo, no quería fallarle, así que sacó un rastrillo del mueble bajo el lavabo, así como jabón y unas tijeras para proceder a quitarse todo el vello facial, perdió el tiempo en el momento que tomó la decisión sin retorno de cortar el primer trozo, pero para cuando termino, el sol ya manchaba el cielo de purpura y naranja.

The Court of Music  ───  Brim ✓Where stories live. Discover now