Capítulo 6

62 7 5
                                    

Mamá niega de brazos cruzados— Eres igual que ellos, JungSeok. Un malagradecido— hablo entre dientes con el desprecio brillando en sus ojos.

Baje la mirada y mi labio tembló. De ella nunca recibí más que eso, desprecio. Irme de aquí de la mano de mis hermanos no me libraria a lo que estoy condenado, pero si me quitaría el peso que llevo sobre mis hombros desde hace años.

—YeJun y yo nos iremos con DoJun— mordí mi labio con fuerza evitando llorar, y me coloqué a su lado. Mi hermano sonrió colocando su mano encima de mi hombro, dándome apoyo. Ambos miramos a mamá y a papá.

Todo es su culpa. Estamos así a causa de su egoísmo.

—Bien, ¡Largo!—papá estaba enojado—¡Todos son unos malagradecidos! ¡Pero ni se les ocurra regresar, no son bienvenidos aquí! ¡Desde el momento que salgan por esa puerta dejaran de ser mis hijos!— sentenció.

Trueno mis dedos llevando los audífonos a mis orejas tratando de ahogar mis recuerdos con música. Detesto con todas mis fuerzas no poder lidiar de forma tranquila situaciones que sucedieron hace años. Es la misma basura que me hace sentir que no puedo avanzar ni ahora, ni nunca.

Sigo atascado observando como el mundo gira y como todos avanzan, cada uno enfocado en sus propios sueños. DoJun dice que la negatividad gira a mi alrededor, y a lo mejor es así, pero ya no sé cómo alejarla de mí.

Qué porquería.

—Aqui estoy— la molesta chica frente a mi hace acto de presencia y es todo lo que necesito para que mi ánimo empeore— Y... Son justo las 2— se sentó al final de la larga mesa

Irritante y fastidiosa.

Tan fastidiosa...

—¿No pretenderas que te explique desde allá? ¿O si? Ven aquí— moví la silla a mi lado para que se sentara.  m
Mientras más rápido iniciaramos, más rápido podríamos largarnos, y yo regresaría a mi hogar en donde las suaves sábanas de mi cama me esperaban.

—¿A... A tu lado?— la note nerviosa, y sus movimientos al ponerse de pie fueron más torpes de los que normalmente eran.

—Si, ¿Hay algo de malo con eso?

Ordene algunos libros que creí necesitaríamos, la calculadora y un borrador.

—No, no— la escucho decir.

Rodeó la mesa y dejo su mochila al frente.

—¿Cómo estás?— pregunta.

Estoy por ignorarla, de hecho quiero hacerlo. Pero vaya sorpresa, no puedo, hay algo dentro de mí que me impide ser más malo de lo quisiera y esa mierda me frustra demasiado.

La miro de reojo, aclaro mi garganta y respondo sin ganas:— Vivo.

Se queda callada seguramente analizando con confusión lo que he dicho.

—¿Qué?— suelto sin mirarla—Me has preguntado como estoy y te he respondido. Estoy vivo.— antes de que intervenga con alguna tontería me adelanto—¿Y tú?— Es notable que es insistente y molesta, sin embargo no puedo pasar tampoco de su amabilidad.

Inefable. 1# (Saga Amores Cliché) Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora