Capítulo veintitrés

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Aiden

Esperar que la clase terminara se me hizo eterno. El profesor hablaba, mis compañeros escribían en sus cuadernillos, y yo solo podía pensar en una persona. Por un lado, quería salir corriendo de la universidad e ir a verla, pero por otra parte estaba muy nervioso por volver a verla. Cuando al fin terminó la clase, salí con mis cosas, apurado, al baño de hombres a cambiarme de ropa. No quería llegar tarde.

Conduje hasta la cafetería indicada con la cabeza hecha todo un lío. Emma y yo hablaríamos seriamente de todo el asunto, ese llegaba a asustarme. Me bajé del auto cuando logré estacionar y caminé, impaciente y asustado, hasta la entrada. La busqué con la mirada y mis ojos dieron con ella, en una mesa, al fondo de todo. Lucía pensativa.

—Emma —hablé, a un lado de la mesa.

Ella se tensó rápidamente.

Me senté.

—¿Cómo estás? —Dios, esto era muy incómodo.

—Estoy bien, pero bastante incómoda con todo este... asunto.

Asentí. Yo la comprendía, nuestros sentimientos eran mutuos.

—¿Y tú? —preguntó.

—Podría decirse que igual —despeiné mi cabello—. ¿James se enojó mucho contigo?

—Me gritó, rompió el control de la televisión... me dijo lo estúpida que soy.

¿La llamó estúpida?

Mi expresión cambió a una de molestia. Hice una mueca.

—¿Te hizo daño? —me preocupé. No conocía a James, pero nunca confié en él.

—No, él jamás me haría eso —lo defendió, con seguridad en sus palabras.

—Pero te llamó estúpida —refuté.

Emma arrugó las cejas.

—¿Qué podía esperar, Aiden? Él estaba enojado, se encontró en una situación que no le agradó en lo absoluto. Además, él tiene razón. Fui una estúpida el otro día.

Desvié mis ojos de ella. Ese me dolió. Los dos hicimos mal, cometimos un grande error, pero que ella lo dijera de esa forma, dolía un poco. A los segundos, volví a mirarla.

Había algo que quería preguntarle, algo que rondó mi mente durante todo el día.

—¿Te arrepientes?

—Sí —asintió de inmediato—. ¿Tú no?

—Engañé a mi novia —contesté. Por ello me arrepentía, porque de no haber estado de novio con Maika, ahora no habría estado arrepentido, no sería un error para mí.

—Y yo, de cierta manera, engañé a tu hermano. Sé que no es mi novio, pero... en algo estamos.

Por ese detalle también me arrepentía.

—Yo también traicioné a mi Ashton, a mi hermano... Me siento muy culpable. —Él estaba muy ilusionado con Emma, tan interesado... y yo fui una noche con ella, a buscar consuelo, y terminé cediendo al placer.

—Y es por eso que tú y yo hemos acabado cualquier tipo de mirada deseosa, cualquier recuerdo del pasado, nuestra relación de antes... Todo.

Sus palabras fueron dichas en un tono frío, directo y decidido. No iba a decir que esto no me generaba nada, porque sí lo hacía. Me aterraba la idea de no tenerla más conmigo. Pero, en realidad, a ella dejé de tenerla cuando me marché. Ahí fue cuando la perdí.

La profundidad de su mirada #D4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora