Capítulo 6

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Maratón 1/2
Estoy muy contenta e inspirada, así que dentro de un rato subiré otro capítulo. Reconozco que este es cortito y no es justo dejaros con tan poco jejeje ;)

Benommenheit

Estoy en la mesa de la cocina de mi casa.

Esta mañana mamá me aviso que cenarían con los Harrison ( los vecinos de enfrente ). En teoria debería estar cenando con mi hermano mayor, pero tampoco hay rastro de él.

De hecho no lo veo desde el lunes y estamos a mitad de la semana.
Cuando se digna a aparecer por casa es por la noche, cuando ya estoy durmiendo y antes de que me levante él ya se ha ido.

Nunca hemos estado muy unidos, pero me preocupa no saber nada de él.

Al contrario que yo, mi hermano ha heredado todos los rasgos bonitos de mi familia, el pelo rubio y rizado, los ojos verdes...

No cabe aclarar que ha tenido muchas parejas.

Entre ellas mi mejor amiga, una de sus ex.

Quien esta al otro lado de la mesa comiendo un sandwich como si no hubiera un mañana.

—Te vas a atragantar—Le digo dejando los apuntes a un lado.

—Deberíamos pedir pizza—Dice masticando el trozo de sandwich que tiene en la boca.

—Sí y tacos ¿no?—Le digo con una media sonrisa, me encanta meterme con ella.

Me levanto y voy hacia el sofá para recoger la mochila y guardar mis apuntes.

—Sé que es sarcasmo—Dice levantando un dedo—Pero no te voy a decir que no...

Suelto una carcajada. En temas de comida es un pozo sin fondo.

Abro la mochila para dejar los apuntes dentro y entonces la vuelvo a ver.

El viernes, asustada guardé la nota en el fondo de la mochila y no la he vuelto a sacar.

Fue un movimiento nervioso. Si lo hubiera pensado mejor, la hubiera tirado.

Pero no me acordaba de que aún estaba en la mochila.

Audrey nota como me quedo paralizada y se acerca.

—Eh, ¿estás bien?—Pone una mano en mi hombro y yo doy un brinco al notar su mano.—¿Qué te pasa? Últimamente estás como en otra parte.

Suelto la mochila de golpe, y ahora es ella quien pega un brinco.

No te voy a engañar, he invitado a Audrey porque sabía que iba a estar sola, y lo menos que me apetecía era pasar todo una noche sin nadie, escuchando ruidos y comiéndome la cabeza.

Cuando le expliqué a Axel lo sucedido me prometió que no me pasaria nada, que sólo querían asustarme.

Pero tienen mi teléfono.

Pueden saber hasta dónde vivo y eso no me deja descansar.

Puede que sea una broma de mal gusto, pero no puedo evitar preocuparme.

—¡Juno!—Las manos de Audrey aparecen en mi campo de visión. Y hace que vuelva al presente.—Tierra llamando a Juno.

—¿Huh?—La miro a la cara aturdida.

—¿Tia, qué te estás tomando? De verdad, últimamente estas "yuhu"—Dice moviendo la cabeza hacía los lados.

No es qué se está tomando, sino con quién se está encontrado...

Des de que Axel ha aparecido, todo son problemas.

—Yo... tengo que contarte algo.

Nos sentamos en el sofá, Audrey me mira extrañada pero se sienta a mi lado.

Sé que le puedo explicar cualquier cosa, ella siempre esta allí para mí.

Aunque he tardado tanto porque no quería meterla en este problema, que ni siquiera yo entiendo. Pero si no se lo digo, esto va acabar con mis nervios. Y no es justo que no sepa que es lo que me pasa, es mi mejor amiga.

Le voy narrando todos los acontecimientos y ella se limita a escuchar y asentir.

Cuando acabo  se queda pensativa.

—Axel...—Pronuncia el nombre como si le sonara— ¿No es ese chico que dejo el instituto hace dos años? Debe tener unos diecinueve ahora.

—No lo sé... nunca lo había visto.

Hasta ahora, que te lo encuentras hasta en la sopa.

—Sí, era un chico muy callado. Mi primo era amigo suyo.—Su mirada se torna pícara—En su momento era guapo, ahora debe estar...—Dice levantando una ceja.

Dios mío, dame paciéncia.

—¡Audrey!—No puedo hablar de cosas serias, siempre sabe darle la vuelta a todo.

—Te has sonrojado—Se levanta del sofá y empieza acusarme con un dedo—¡Eso es que sí!

No diré que no es guapo...

Tiene una mandíbula y unos ojos dignos de admirarlos.

Su culo tampoco esta mal.

¡Nadie ha pedido tu opinión!

¡Oh vamos! Si se te cae la baba de solo recordarlo.

Niego con la cabeza, apartando esos pensamientos.

—¡Ese no es el punto! ¡Hay un tio que me ha robado el móvil y no sabemos que intenciones tiene!

Audrey se vuelve a sentar en el sofá y me da una sonrisa tranquilizadora.

—Me quedaré estos días a dormir aquí contingo. Si estamos las dos juntas no te pasara nada.

Audrey se acerca y me da un abrazo, entremeto mi cara en su cuello y cierro los ojos, devolviéndole el abrazo.

Espero que tengas razón, Audrey.

Eso espero.

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