Capitulo 4

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Es lunes, son las siete y media de la mañana y las oficinas están desiertas.
Mejor así, me digo con calma mientras salgo del ascensor y observo todo vacío.

Parece que mi némesis todavía no está aquí. De hecho, llegue muy pronto para ser un lunes. Aunque para mí no es un lunes cualquiera.
Hoy es el lunes que marca el inicio de mi inaboración con Shikamaru. ¡Vaya mierda!

Tenten se  detiene  frente a  mí  justo  cuando  iba a  entrar  en mi oficina.

—Buenos días, Sakura —saluda amablemente.
Es muy dulce y agradable con todo el mundo. Lástima que su jefe sea un tarado. Espero que al menos eso la ayude a fortalecer su
carácter.

—Buenos días, Tenten —respondo con la misma amabilidad. Pero de repente me doy cuenta de que se ha quedado ahí plantada, en la puerta de mi despacho, y me mira con la boca abierta y expresión de estupor.

—¿Pasa algo? —pregunto con inocencia.
Sé perfectamente por qué me observa así.

—No —responde sin pensarlo, pero no deja de mirarme—. Es que estás… muy cambiada —se atreve a decir finalmente.

—Ya lo sé —respondo con una sonrisa.
Estoy muy cambiada, y es algo que me divierte mucho. Ino lo hizo fantástico: estoy perfecta, tengo el pelo corto casi llegando a mis hombros y lo llevo suelto. Yo, que lleve una coleta durante los últimos veinte años de mi
vida.

Por no mencionar que llevo un traje negro con una falda que tiene una abertura provocativa y tacones. Yo, que siempre fui la típica mujer de los mil pantalones y los mil zapatos planos.

—Es un cambio… cómo decirlo… radical… —insiste—. Pero estás fantástica —añade rápidamente.

—Gracias.

Sé que lleva razón.
En teoría, un cambio estético también debería implicar un cambio interior. Espero que así sea. Espero haber acabado de una vez por todas con los fracasados y los mediocres.

Al cabo  de unos segundos llega Naruto, que no  hace nada por esconder su admiración.
—¿Pero se puede saber qué diablos pasó? —pregunta—. No es que no estés estupenda, pero que cambio más radical.

—Me separe de Sasori —me limito  a responder. Es inútil darle vueltas.

Naruto asiente.
—Eso me alegra. En serio, Sakura, ¿cómo se te ocurrió juntarte con un profesor de Filosofía? —dice para tomarme el pelo.

Reconozco que tiene un punto de razón y acabo riendo.
—Qué quieres que te diga… Tengo un olfato especial.

—La próxima vez deberías elegir  alguien con carácter, no  tanto como tú, porque sería imposible, pero al menos la mitad —sugiere con la mejor de las intenciones.

—En realidad, prefiero estar sola un tiempo. Quiero recuperar mi vida y concentrarme en el trabajo. Llevar a Madara me tendrá bastante ocupada durante las próximas semanas.

—Shikamaru también ha apuntado a Madara Uchiha en su agenda —dice Tenten, perpleja.

—Lo sé —confirmo como si me diera igual.
Y en serio, me encantaría que no me importara, pero en realidad me da cien patadas. Shikamaru conseguirá que me salga una úlcera antes de llegar a los cuarenta.

—Llevaremos juntos el expediente de Uchiha, tal y como pidio el cliente —explico a ambos.

Los dos abren la boca de par en par.
—¿Van a trabajar juntos? ¿Ustedes dos? —pregunta Naruto—. Es decir, oí algo el viernes pasado, pero pensaba que encontrarían el modo de evitarlo.

Trabajando Con El Enemigo *ShikaSaku*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora