Capitulo 18.

902 122 17
                                    

—¿Estás nerviosa? —pregunta Shikamaru cuando vamos a entrar.

Eligio un  restaurante  francés  para  que  nuestras  familias  se conozcan.

—Nerviosa  es  poco —respondo  tratando  de  calmarme  antes  de cruzar la puerta.

Shikamaru opto por un lugar que pueda complacer a todo el mundo: nada excesivamente refinado pero tampoco demasiado rústico. Tengo el presentimiento  de  que,  con  la  mejor  intención,  acabará  dejando descontentos a todos. Aunque espero equivocarme.

—Mis padres ya llegaron —me informa señalando el Bentley que hay estacionados a unos metros.
Así se hace sentir cómoda a la gente, pienso mientras observo el lujoso coche.

—Adoro a quien hace todo lo posible por pasar desapercibido — respondo irónica.

Los labios de Shikamaru se estiran en una sonrisa.
—Mi abuelo no sabe qué es pasar desapercibido. Ya lo conoces.

Hay tensión en el ambiente. Seguramente este restaurante no suele tener comensales como el duque de Konoha. O como mis estrambóticos padres.

—Por aquí —nos indica un camarera de rostro pálido.

En su lugar, yo también estaría blanca como la nieve.

Nos acompaña hasta una mesa grande puesta con mucho gusto. No habrá cubiertos de plata, pero todo está perfecto.
Los  tres  rostros  que  hay  en  la  mesa  no  son  exactamente la personificación de la simpatía, pero era de esperar. El duque se levanta y me estrecha la mano.

—Un placer como siempre, señorita Haruno —dice como si lo pensara realmente.

Aprecio el esfuerzo que hace por mantener las formas.
La madre de Shikamaru se pone en pie para saludarme y me presenta a su
marido.

—Mucho  gusto,  soy  Shikaku Nara  —dice  de  forma  oficial mientras me estrecha la mano y me observa atentamente.

No sé interpretar su mirada para saber qué piensa de mí. Las similitudes entre padre e hijo son bastante impresionantes, aunque la mirada de Shikamaru es mucho más dulce y más abierta.
A esta amistosa escena solo le faltan mis padres, que no tardan en llegar. Después de las presentaciones, cuando todos estamos sentados, se hace un silencio incómodo entre los invitados.

—Bien, ahora que ya estamos todos, ¿qué les parece si pasamos al verdadero motivo que nos trae aquí? —comenta el abuelo de Shikamaru.

No se puede decir que se ande con rodeos.

—Estamos  aquí  para  que  se conozcan,  me  parece  evidente — responde Shikamaru.

—Pues  creo  que  ya  nos  hemos  conocido —afirma  su  madre, nerviosa.

Shikamaru la mira haciendo gala de su infinita paciencia.
—Perfecto, porque Sakura y yo queremos anunciaros algo —dice Shikamaru.

—¿No estarás embarazada? —exclama mi madre con tono acusador.

La frase pone en alerta a todo el mundo. El nerviosismo se palpa en el ambiente.
—No, mamá, no estoy embarazada —respondo un poco seca. Y no es asunto tuyo, me gustaría añadir.

—¿Estás segura? —insiste la madre de Shikamaru.

¿Pero es que se volvieron locos?

—Sí, estoy segura —digo a regañadientes.

—Lo que les queríamos decir —Shikamaru trata de retomar el discurso— es que nos vamos a vivir juntos.

—¿Juntos? —repite mi padre, sorprendido.

Trabajando Con El Enemigo *ShikaSaku*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora