CAPÍTULO 21

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POV PANDORA

Su cuerpo ardía. Cada pequeña porción parecía fragmentarse en miles de ardientes pedazos. Estaba segura de que su débil cuerpo mortal no estaba hecho para soportar aquella nauseabunda sensación que dominaba sus entrañas cada vez que atravesaba un portal. Su vientre le rogó que se tomara algunos segundos para adaptarse a la dolorosa punzada que lo atravesaba, pero se arriesgó a declinar su pedido.

Se puso de pie. Sus piernas chillaron.

La migraña de aquella mañana había reaparecido. Creía haberse acostumbrado a aquel familiar dolor que la había acompañado durante los últimos meses, pero los efectos no habían hecho más que intensificarse con el avance de los días.

Los gritos palpitaban en sus oídos a un volumen exageradamente alto. El característico aroma de la sangre y las lágrimas al mezclarse no hacía más que aumentar sus arcadas. La desesperación parecía desprenderse incluso de los rostros deformados de aquellos que habían perecido en la batalla.

La niña retrocedió un par de pasos al verla, pero su mirada apenas si pudo detenerse unos segundos sobre ella antes de notar la amenaza que se arrastraba hasta su dirección. Calculó unos treinta segundos antes de que la criatura encajara su mandíbula en la delicada porción de piel tersa.

Desenfundó su espada dándole la espalda a la niña de cabellos rubios. Se aseguraría de darle un buen espectáculo al rey.

—Quédate quieta. Te prometo por mi vida que saldremos de esta.

No tuvo tiempo de agregar nada más. Los colmillos del demonio emitieron un chirrido desagradable al chocar contra la espada de los Salvatore poniendo a prueba la fuerza de la comandante. El esfuerzo se hizo visible en su rostro, pero no podía permitirse flaquear. Si ella caía, ambas estaban perdidas.

Lo empujó a duras penas. La distancia entre ambos era apenas considerable, pero le proporcionaba un buen ángulo para analizar a su adversario antes de atacarlo por segunda vez.

El enorme tamaño de su contrincante sería un problema si intentaba mantener un enfrentamiento directo con él. Su pelaje era lo suficientemente resistente para ser comparado con una coraza natural. Si intentaba pelear contra los instintos de la bestia, terminaría siendo derrotada incluso antes de que pudiera levantar la espada por segunda vez. Necesitaba una estrategia.

Extrajo una de las cuchillas de los cinturones. El movimiento produjo un leve corte sobre su muslo, pero, lejos de limitarla, el dolor no hacía más que recordarle que seguía con vida.

Rodó hacia la izquierda cuando el demonio se lanzó contra ella esquivando sus fauces apenas por unos centímetros. Había logrado atraer su atención, al menos lo suficiente para alejarlo de la niña.

Se puso de pie tan rápido como sus piernas se lo permitieron y se abalanzó contra el demonio. Se había equivocado al creer que carecían de conciencia. Se guiaban por sus instintos y Pandora sabía mejor que nadie lo peligrosos que podían llegar a ser los instintos de una bestia.

El demonio separó sus fauces para interceptar el movimiento de la comandante. La niña gritó, pero ya había previsto aquella reacción.

Tan pronto como hubo adquirido la rapidez necesaria para saltar sobre él, se impulsó contra su cráneo para no caer sobre su cuerpo. Se deslizó sobre su lomo antes de dejarse caer a un lado. No necesitaba comprobar los daños para saber que había logrado desgarrar la carne de su lomo con la cuchilla.

Giró sobre el suelo. Había sido una estrategia arriesgada. Si acaso el demonio no hubiese atacado en el segundo en el que ella lo había previsto, las cosas se hubiesen puesto verdaderamente feas.

El secreto de PandoraTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang