4) Charlas con té y cerámica rota

935 88 33
                                    

Tamayo escuchó atentamente todos los sucesos en relación con el demonio, para sorpresa de Genya, no reaccionó ante ninguna de sus experiencias, por irreales o abstrusas que fuesen para el, una costumbre inhumana la perseguía. Muichiro parecía saber que el tema principal se dirigía en su persona, por lo que atisbaba en pleno silencio, no comprendía el significado de la mayor parte de su conversación en un lenguaje forma, pero percibía los gestos y era capaz de recordar fugazmente algunos nombres, por lo menos el que le designaron y el de Genya.

—Entonces no tiene un historial que le pudiese perjudicar. Claro, habría que hacer una declaración de su inocencia en el caso de los daños que pudo producirle a aquella mujer—divulgó. Movía la taza de té sin haber tomado sorbo alguno en toda la discusión, expandiendo un velo de  humo a su alrededor oníricamente.

—Fuimos a ver su estado y no pareció estar grave..., el problema fue que no quiso atender a razones, al ver a Muichiro salió repelida y no dio señal alguna de abrir su mente— recalcó.

—Ya veo, es difícil para un humano comprender que la naturaleza es oblicua en cuanto a lo cotidiano, no puedes categorizarla ya que es una entidad líquida que se adapta a su entorno, alguien que no mira más allá de sus propios ojos, no es capaz de entender la complejidad de los pensamientos de un ser excluido.

Yushiro se mordió el labio inferior, en la esquina de la habitación, sentado de rodillas sobre el tatami, recuerdos le corroían y opiniones propias sobre los de su ahora actual raza, se hacían nítidos ante las palabras de la mujer, el también tubo una mentalidad cerrada ante el mundo que le rodeaba, despreciando a los diferentes, y solo podía retener la impotencia ahora que se avergonzaba de sus actos pasados.

—Una cosa..., ¿para qué es todo esto?, quiero decir, entiendo la necesidad de enseñar una faceta de inocencia en cuanto a Muichiro, pero, ¿no sería mejor mantenerlo en secreto?. Por muy humano que se comporte nunca llegará a apropiarse a la sociedad totalmente, en el lado contrario, veo más inconvenientes al exponerle— opinó, nervioso de exponer su propio criterio ante la imponente aura de Tamayo, como si contase cada uno de sus errores y los recopilase para luego demostrárselos en una pelea verbal, meras impresiones que le transmitía.

—A eso es a lo que quería llegar, Genya, necesito algo que solo vosotros dos podéis ofrecerme , yo a cambio, haré que Muichiro vuelva a ser humano.

El cicatrizado abrió los ojos como platos, separando su boca como única manera de reacción entre la confusión que le susurraba.

¿Tan fácil?

No, aún no conocía a Tamayo, no podía confiar en ella por una mirada, ¿que querría a cambio de un milagro de tal magnitud?, ningún médico, alquimista o incluso mago inexistente fue capaz de transformar un demonio en su estado original, ¿y ella iba a hacerlo por un favor?, ¿a unos desconocidos de menos de media hora?. Si algo le enseñaron la profundidad dolorosa de sus cicatrices, es que los intercambios equivalentes no eran ninguna broma, y el que hiciese un trato contigo a un precio injusto, o es un traidor que juega contigo o un inocente que teme al exterior. Tamayo no parecía lo segundo, y una recompensa igualitaria a su propuesta se veía distante de sus posibilidades.

—¿Q-que podría darte para que lo hagas?

La mujer carraspeó, posiblemente había tardado mucho en responderle, pero su faceta se tranquilizó al momento, sus pupilas, cargadas de pétalos violáceos hundidos, le decían todo sin contar nada, el no entendía ese idioma forestal.

—Reconozco esa ropa, sé lo que hacéis los cazadores de demonios, tranquilo, no me ofende en ningún sentido, más bien me parece necesario— comenzó a explicar, siempre le calaba, recogía sus pensamientos antes de ser alzados en voz alta, todo lo que ocurría dentro de él era un pergamino desenrollado entre sus manos delicadas. —He conocido varios pero la mayoría no confía en mí como es común, los que llegaron a creer en mis habilidades murieron en su mayor parte, vuestro trabajo no cuenta con una seguridad estable. Otros cuentan con demasiada edad como para seguir nuestro juramento. Yo sola no puedo proseguir con mi experimento, y estoy cerca, en cuestión de años los demonios se unirán a la sociedad como si esto todos los años de dolor no hubiesen existido.

OnimonogatariWhere stories live. Discover now