Capítulo -27-

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Nuevo día. Seguramente no mejor que el de ayer. Mis pensamientos no ayudaban tampoco, pero pensar así ya se había vuelto natural. Me froté los ojos y decidí irme a duchar, necesitaba pensar con claridad.

Hoy sólo tenía un plan. Costase lo que costase iba a hablar con Nadia, me daba igual si Adam aparecía o no, nada ni nadie me iba a impedir hablar con ella en el día de hoy.

Así que después de ducharme, vestirme y peinarme caminé decidida hacia la puerta, justo en ese momento, alguien tocó en ella.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, quizá fuera alguien no esperado... Como el novio de Megan que venía a pagar las cuentas conmigo...

Pero al abrir la puerta sólo vi la cara angelical de Adam. Sonrió un poco.

- Hola. ¿Vamos a desayunar? -Me preguntó.

Yo me limité a mirarle con rareza.

- ¿Qué pasa?

Suspiré hondamente. Al parecer, a Adam se le había esfumado todo el cabreo de ayer.

- No. Nada. -Miré a mis alrededores-. Perdida en mis pensamientos.

Salí al pasillo y cerré la puerta detrás de mí.

- y... ¿En qué pensabas?

- En que... Hoy quiero ir a hablar con Nadia... ¿Tú crees que será posible?

Adam soltó una risa burlona.

- Claro, siempre recibe a alumnos curiosos con las manos abiertas.

Sonreí.

- Guay, no hay problema entonces...

- Era ironía, Hannah. -Adam suspiró-. Tiene cosas mejores que hacer.

Bajé la mirada entristecida.

- Pero es que... Necesito su consejo.

- Yo también puedo darte mi consejo. -Se ofreció él.

Negué con la cabeza energéticamente. Adam se desilusionó, o fingió hacerlo.

- No. No puedes. Tiene que ser ella.

- Bueno, pues entonces ve. Quizá sí se preste a escucharte.

Nadia siempre me había ayudado en todo, y ahora necesitaba su consejo con urgencia. La verdad es que no creía que ella fuera a rechazarme. Tenía que intentarlo al menos, ¿no?

Así que después de desayunar iría a hablar con Nadia.

__________

Caminamos hacia su despacho, yo me quedé allí parada en la puerta. Adam suspiró.

- ¿Vas a tocar o no?

Asentí con la cabeza.

- ¿Me esperas aquí?

Adam puso un puchero.

- ¿No puedo ir contigo?

Negué con la cabeza energéticamente.

- Es una conversación de chicas.

Adam sonrió burlonamente y se sentó en una silla. Yo toqué a la puerta y pronto se escuchó la voz de Nadia desde adentro.

- ¿Sí?

Carraspeé un poco. Adam, desde su silla, observaba la escena con cierta diversión.

- ¿Puedo pasar? -Pregunté y me apresuré a añadir-: Soy Hannah.

Nadia fue personalmente a abrir la puerta.

- ¡Hannah! -Me abrazó.

Correspondí al abrazo y miré por el rabillo del ojo a Adam, que se había quedado un poco sorprendido. Nadia me miró a los ojos.

Alone [EDITANDO]Where stories live. Discover now