𝐋𝐀 𝐏𝐔𝐒𝐇, 𝐍𝐄𝐖 𝐌𝐎𝐎𝐍

chapter two

chapter two: el accidente y la carta
or cristales, sangre y jasper volviéndose loco
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LA MANO DE LA RUBIA recorrió la tela del vestido negro, sonrió al ver su reflejo y por un segundo recordó el día del baile, sus ojos miraron a través del espejo el regalo de Embry, seguía sin abrir y le esperaba quieto sobre el escritorio.

-Oye cariño, Edward y Bella ya están abajo...-

Charlie irrumpió en su habitación haciendo que Beth perdiera de vista el regalo para mirar a su padre con una sonrisa, por otro lado Charlie observó asombrado a su pequeña.

-¿Cómo estoy?-Preguntó sonrojándose ante el silencio que se había formado.

-Cariño estás preciosa, ¿por qué has tenido que crecer?-Preguntó el hombre con una mirada de nostalgia en sus ojos.

Beth abrazó a su padre con cariño, Charlie la sostuvo con fuerza, aún seguía siendo pequeña, aún cabía entre sus brazos, aún podía apoyar su mentón en la cabeza rubia que olía a cerezas.

-Debes irte, tu hermana espera abajo.-Dijo Charlie soltándola casi a regañadientes.

Elizabeth asintió sonriente e iba a comenzar a bajar las escaleras cuando algo en su cabeza la hizo frenar, se giró hacia su padre, Charlie sonreía con cariño, su hija parecía una princesa, su princesa.

-He dejado pollo en el horno listo, tienes patatas en la sartén, solo échales sal, no te acuestes muy tarde.-Dijo Beth antes de bajar las escaleras.

-¡Los papeles están invertidos en esta casa!-Dijo Charlie.

-¡Te queremos papá!-Dijeron ambas mellizas a la vez.

Después Charlie escuchó la puerta cerrarse y sonrió, sus mujercitas.

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La casa de los Cullen estaba preciosa aquella noche. Aún recordaba lo bonita que era sin decorar durante todas aquellas tardes de verano que se pasó en la casa, junto a Rosalie, porque sus planes con los chicos de La Reserva habían fallado. Su mente voló de forma inconsciente hasta Embry de nuevo, sintió su corazón estrujarse al recordar su ausencia últimamente. Después sin querer arruinar su maquillaje procedió a irritar a Edward mientras cambiaba de emisora cada cinco segundos.

Cuando por fin llegaron a su destino la chica bajó del coche entre bufidos por las quejas de su hermana sobre estar fastidiando a su novio todo el día.

-En realidad me adoráis, y lo sabéis.-Dijo Beth subiendo las escaleras de la entrada.

Jasper abrió, y cuando vio a la menor de las mellizas, sonrió con amabilidad.

-Felicidades Elizabeth.-Saludó el rubio formalmente.

-Gracias Jasp.-

La chica le regaló una sonrisa emocionada antes de darle un corto abrazo y entrar a la casa. No habían pasado ni dos minutos antes de que Emmett la encerrara en un abrazo de oso.

-¿Qué se siente al notar tu organismo envejecer?-Preguntó Emmett alzando las cejas mientras se separaban.

-Me siento igual que hace veinticuatro horas, bueno, siento dolor de cabeza.-Dijo la chica viendo a Bella y Edward entrar.