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Se sostiene con fuerza de las riendas cuando el caballo da un salto, observa la estructura a la distancia, es una casa de madera oscura y un tejado que... él había hecho ese tejado, al menos una parte.

- Solicito... la entrada... a su... residencia... - susurra, de pie del otro lado del riachuelo.

- Le... estoy... escuchando... - responde la voz de alguien a través del auricular, y Samuel se ríe tontamente, mirando al susodicho de pie en el balcón de la casa. - Puede pasar, entre usted, por favor.

Detiene el caballo justo al principio del puente, hay torretas apagadas a ambos lados del puente, parecen viejas, amarra a Vicente a uno de los árboles y cruza el puente a paso lento, poniendo la mano sobre el barandal de madera.

- Me gustan los árboles... - susurra su propia voz, el cielo está estrellado y el castaño frente a él levanta la mirada hacia arriba, con el aire de la noche enmarañando su cabello. - le dan un toque especial...

- La de monstruos que se generan aquí también le dan un toque especial... - responde, aunque la noche estaba bastante tranquila, las puntas de sus zapatos estaban unas contra otras, apoyándose entre . - voy a mudarme. - suelta de pronto, el pelinegro frunce el ceño, dándole un toquecito a uno de sus pies. - Aquí cerca, - se excusa, dedicándole una sonrisita. - que me necesitas, triple siete.

Samuel bufa, conteniendo una risa. - Pero si eres quien siempre me llama: "¿Cómo hago esto, De Luque? ¿Cómo hago lo otro?", cerdaco.

Rieron a la par un momento más, y se quedaron allí en silencio tan solo mirándose y mirando las estrellas sobre sus cabezas, hasta que hubieron demasiados monstruos, y la noche se hizo más fría.

- Creo que mejor me voy yendo ya... - susurra el mayor, y el castaño asiente, ambos poniéndose de pie frente a frente.

- Se te pasó la hora de dormir ya. - se burla, estirando la mano para golpearlo suavemente.

Eran un par de bobos que tonteaban, buscaban siempre tocarse y se inventaban cosas para estar juntos, Samuel lo sujeta por la muñeca con suavidad deslizándola para rozar sus palmas juntas. - Descansa, bobo. - murmura, avergonzado, con la mano de Rubén aun sujeta a la suya.

Encontraría toda una historia tras cruzar esa puerta.

m e m o r i e sWhere stories live. Discover now