Capítulo 5

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Estoy a punto de llegar al lugar donde quedé de encontrarme con Ethan, como no sé exactamente dónde es que voy llevo puesto el GPS del carro que me está guiando paso a paso, hasta ahora he visto poco campo y mas ciudad, pero hay que esperar a ver cuál es el lugar que me mostrará. Llevo unas dos horas de camino desde la ciudad hasta aquí y vengo con música de redimido cantando y haciendo extrañas coreografías con mis manos, salí a las 6 y media de la casa para tener tiempo extra si me extraviaba, pero creo que no fue necesario, ya que no hay perdedera con esta dirección.

Unos minutos después ya he llegado al lugar donde me ha citado este hombre y lo único que veo son casas, es un vecindario bonito, las casas son entre grandes y pequeñas cada una con un mini jardín delante, todo está en perfecto silencio, no hay choches pasando ni ruido proveniente de las casas, creo que vine demasiado temprano.

Marco al celular de Ethan y este a los segundos me contesta.

— ¿Te has perdido ya? — Es lo primero que dice cuando descuelga la llamada.

— No, todavía, solo llamo para saber si estás listo, pronto llegaré a la dirección.

— Solo me falta poner la lavadora a andar y ya está, perfecto.

— Como ha sido el viaje?

— Muy bien y sin complicaciones

— Espero que te esté gustando el lugar

— Todavía no lo estoy calificando, pero pensándolo bien, sí, hay muchos pinos por aquí.

— Sí, es el árbol que nos representa, y en cada esquina encuentras uno, ¿te gustan los pinos verdad?

— Sí, no tengo problema con ellos.

— Perfecto, porque donde te llevaré hay muchos de ellos.

— en ese caso que malo que aquí no nieve, porque se debe ver muy bonito esas copas cubiertas.

— Quizás no nieve, pero por esta zona es muy frío, espero que no te molesten las temperaturas bajas.

— De hecho, me encantan las temperaturas bajas, así puedo usar mi colcha y abrazar mi almohada como si no hubiera mañana, jajajaja.

— Pero pronto te casarás y tendrás quien te abrace. Ya estoy listo.

— perfecto, pues sale, ya estoy aquí.

— Ya lo sé, lo supe desde que llegaste, solo estaba esperando a ver hasta donde llegaba tu mentira.

Salgo del coche a la vez que el sale por la puerta principal de una de las casas, justo frente a donde me estacioné.

— Los mentirosos no entran, Dios te bendiga. — Se acerca a mí, me abraza fuerte y recibo de lleno en mi nariz el olor de su perfume, parece madera y no sé qué otra cosa, pero huele muy bien, su abrazo es corto por lo que no puedo seguir oliendo tan maravillosa esencia y lo sufro en silencio cuando se aparta.

— Depende de la mentira. Entonces aquí vives.

— Sí, este es mi humilde hogar, a tus órdenes.

— Gracias, ¿nos vamos?

— Claro, en mi coche, ven.

Me toma inocentemente de la mano y me guía hasta la cochera de la casa. Aunque su mano simplemente está tocando la mía para guiarme, en mi cabeza hay un alboroto de emociones, se siente bien que me esté agarrando la mano así y es agradable sentir su tacto en el mío, pero mi emoción dura poco porque cuando llegamos al carro me suelta para abrirme la puerta del copiloto. Por dentro es muy varonil y tiene esencia de su perfume, en su tablero no hay nada más que una pequeña biblia y la decoración y tapicería está en tonos oscuros, muy varonil.

El esposo que pedí - ROMANCE CRISTIANOWhere stories live. Discover now