CAPÍTULO 5

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Gabriel

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Gabriel

Hemos encontrado el cuerpo sin vida de Alexa Donovan. Así que tuvimos que dejar en libertad a Arthur Rogers al saber que él no era el responsable de la desaparición de la víctima, aunque nosotros ya sabíamos quién era el responsable de tal atrocidad, pero debíamos seguir un protocolo; Llegamos al bosque Rismont, el lugar donde ese bastardo siempre asesina y deja los cuerpos de sus víctimas. Unos campistas fueron los que notificaron a las autoridades sobre un cuerpo que se encontraba con signos de tortura, así que no dudamos en venir a este lugar para saber lo que ya sospechábamos; me acerco a Oliver, que está examinando el cuerpo de la víctima, tiene los mismos signos de agresión que los cuerpos de las victimas pasadas, pero esta vez ha agregado algo más a su mensaje. A lado de su característica y puta mariposa mal hecha con un punzocortante hay una letra M. algo quiere decir con estos mensajes, quiere representar a alguien ¿pero a quién?

—¿Ya se sabe si el cuerpo es el de Alexa Donovan? —aunque por algunas características que proporcionaron los padres de la víctima, sabemos que se trata de ella.

—Quisiera decirte que es otra persona, pero no puedo mentirte ni mentirle a sus padres diciendo que ella aun esta con vida, no puedo hacerles eso —veo la impotencia y la furia en su mirada, por no poder hacer nada para que ella regrese a la vida —. Es ella, ya se tomaron las pruebas de ADN para confirmar, su rostro esta irreconocible, pero estoy cien por ciento seguro que es ella.

—Está intentando recrear a alguien, pero no entiendo que tiene que ver la puta mariposa en todo esto, y el que haya agregado una letra, es un indicativo de que seguirá atacando hasta que dé con lo que esté buscando.

—Eso mismo estaba pensando, pero como sabremos cual chica es la que busca, tardaríamos años en encontrarlas y no podemos brindar protección a cada una en un periodo de tiempo largo —dice Oliver y sé que tiene razón, pero algo tenemos que hacer, no podemos permitir que ese bastardo siga atacando a mujeres inocentes.

—Ya tomaron las pruebas necesarias para ver si esta vez el hijo de puta dejo alguna pista —me pongo los guantes que Oliver me ha dado.

—Esta vez tenemos algo bueno, vi que la víctima tenía restos de sangre entre sus uñas, tomamos muestras de estas, puede que haya arañado al bastardo en alguna parte de su cuerpo y algo de su sangre quedo como alguna pista —intento pensar positivo, pero sé que esa sangre puede ser de Alexa y no de ese maldito hijo de puta.

—Sera un gran paso tener, aunque sea una mínima pista de él.

—Confiemos que sí, estaremos más cerca de capturar a esa basura.

Entro a casa aventando las llaves en la encimera, puedo sentir el vacío y el silencio que es mi casa, hasta parece extraño pasar por esta, cuando me la paso todo el día y parte de mi noche en la Agencia de crímenes violentos, que se siente extraño estar en mi propio hogar. Decido darme una ducha para intentar quitar la tensión en mis hombros, pero no logro dejar de pensar en las victimas que han pasado por las manos de ese bastardo; intento buscar una solución para protegerlas y que estas no pases por sus asquerosas garras, pero no logro encontrar una solución rápida y efectiva, la única que encuentro en este momento es que hay que encontrarlo y encerrarlo en el lugar donde merece estar: tras las rejas. Cierro la llave y envolviendo la toalla en mi cintura, observo mis ojos a través del espejo, son iguales a los del bastardo de mi padre; odio esos putos iris verdosos que me hacen recordarlo cada vez que me observo en el espejo, me hace recordar lo que nos hizo, lo que le hizo a ella. Me recuerda que no llegue a tiempo, llegue demasiado tarde y no pude salvarla. Paso mi mano por mi castaño cabello se ve más oscuro por la humedad. Tomo el rastrillo para quitar el rastro de barba que hay en mi rostro, odio la barba, porque me hace parecerme a él físicamente, pero sé que no soy como él, yo soy mucho mejor.

Huir (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora