seven

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Era martes por la mañana y los chicos se encontraban en su clase de física realizando los ejercicios que la señorita Mendeleiev les había pedido que resolvieran.

A Adrien se le hacía muy fácil todo lo que tenía que ver con números, no entendía el por qué pero extrañamente era muy bueno entendiendo todas sus clases a la perfección. Por otro lado, Becca se rascaba la cabeza confundida y frustrada al no poder terminar el segundo ejercicio. Intentaba y volvía a intentar pero seguía sin resolver ese pequeño nudo que había formado con los números.

Adrien finalmente acabó y dejó su lápiz a un lado. Observaba como todos en su salón continuaban haciendo la tarea y notó que a su lado, la castaña de pelo corto por poco y se arrancaba sus cabellos mientras escribía y borraba en su cuaderno.

Supuso que la muchacha no entendía y se le ocurrió cumplir con su compromiso de intentar conocerla en ese momento.

Estaba por tirar uno de sus lápiz cerca del puesto de Becca para simular recogerlo y ayudarla pero la señorita Mendeleiev se levantó de su escritorio con unos papeles en las manos.

—Llevaré estos exámenes a la oficina del Señor Damocles para que los apruebe, continúen haciendo los ejercicios.

Todos asintieron y Adrien sonrió al ver como se le facilitó su asunto.

La adulta salió y todos comenzaron a pedir las respuestas entre ellos. El rubio se levantó de su asiento y se inclinó frente a la mesa de Becca. —¿Necesitas ayuda?

Ella lo miró sorprendida y se enderezó para luego sonreír nerviosa. —S-si no te molesta...

—¡Para nada! Ya acabé todo. —Adrien agarró un lápiz y giró el cuaderno de Becca para poder ver en qué parte de los ejercicios se encontraba.— Este es fácil, solo tienes que...

Y en cuestión de segundos, Becca se perdió completamente al tener tan cerca de ella a Adrien. Su corazón latía rápido y sus manos temblaban. En cuanto lo notó las ocultó por debajo de la mesa y pestañeó varias veces para mirar los números en el papel, intentando prestarle atención al rubio.

Pero no podía, su voz, su olor y la manera en la que movía las manos le hacían imposible a la castaña concentrarse. ¿Como tan de pronto se había enamorado de Adrien Agreste?

Claro estaba que el chico era la mismísima perfección pero Becca no lo había notado hasta hace unas semanas. Además ese pequeño detalle del día anterior —cuando se molestó en saber cómo se sentía— la hizo sentir emocionada y pensó que a lo mejor él también tenía un pequeño interés en ella.

—Y listo, así de fácil es. —Becca volvió a tierra en cuanto escuchó esas palabras y un poco asustada miró a Adrien.

—¡Wow! Eres excelente explicando —dijo sonriente.— Creo que ya lo entendí. Muchas gracias.

—¡Genial! No hay de qué. —le devolvió la sonrisa y se levantó para regresar a su mesa.

Becca miró su cuaderno y volteó a verlo una vez más. Él también la estaba observando y al topar sus miradas sonrieron nerviosos.

(...)

Las clases pasaron y en cada una de ellas Adrien y Becca tenían pequeñas conversaciones sobre alguna tarea o los maestros.

Al rubio le parecía un tanto gracioso las cosas que le decía Becca y ella se ingeniaba cualquier comentario para hacer reír al chico. Finalmente sentía que le estaba comenzando a agradar.

La hora del descanso llegó y tal como el día anterior, Becca quiso compartir ese pequeño periodo con sus compañeros de clase.

Al sonar la campaña todos se levantaron y la castaña agarró su mochila para buscar su dinero. Sus amigos lo notaron así que quisieron esperarla pero ella pidió que se adelantaran.

Todos le hicieron caso así que fueron hasta el patio.

Becca por fin encontró su dinero y se lo guardo en el bolsillo de su pantalón, cerró su mochila y volteó para irse con sus amigos.

Al girar notó que Alessia y otros 4 amigos más estaban dentro del salón mirándola.

—¿Estas lista? —le preguntó su mejor amiga.

Becca frunció el ceño y sonrió confundida. —¿Para qué?

Alessia la miró extrañada. —Para irnos almorzar.

—¡Oh! Sí bueno, hoy almorzaré con los chicos...  —respondió Becca refiriéndose a sus compañeros.

—¿De nuevo? —preguntó con un tono de disgusto la morena.

Becca se puso nerviosa y un poco asustada al ver que su amiga estaba algo enojada.

—Es que... - -

—Ahora siempre te la pasas con esos mocosos —le siguió Arthur, su amigo que estaba dos años más adelantado que Becca.— ¿Te hicimos algo o qué?

—No no, ¡para nada! Solo que... los estoy comenzando a conocer y me caen muy bien, no creí que les enojaría que saliera con ellos.

—¿De verdad te caen bien? Hace unos meses ni siquiera notabas su existencia.

—Lo sé pero - -

—¿Vas a salir con nosotros o no?

Becca se calló y bajó su mirada. No quería que sus amigos de siempre se enojaran con ella por dejarlos a un lado. Suspiro y asintió. Caminó hasta ellos y salieron del salón para poder dirigirse al comedor.

< Luego me disculpo con los demás. > pensó.

(...)

¿Vas a salir con nosotros o no?

Adrien había escuchado toda la pequeña conversación entre Becca y sus amigos. No es que era entrometido pero al notar que demoraba tanto regreso al salón a ver si había pasado algo.

Hubo un momento de silencio y escuchó cómo estaban a punto de salir del salón. Rápidamente el rubio se escondió y miró a Becca irse con esos chicos.

Frunció el ceño con desagrado y negó. ¿De verdad era tan tonta como para dejarse manipular de esa manera? Sintió un poco de enojo y decepción por parte de ella.

Ahora ese pequeño "avance" que creyó dar con respecto a su amistad con Becca desapareció y supo que el no podría ser amigo de una chica como ella.

a different sparkle ━━ adrien agreste/chatnoir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora