eight

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El resto del descanso Becca pasó con sus amigos de siempre, quienes hablaban con entusiasmo de un tema que a ella no le importaba en ese instante. Se sentía mal y no entendía el por qué, no había nada de malo pasar un rato con las personas que conoce desde hace mucho tiempo y siempre han estado para ella pero ¿por qué no se sentía bien?

Supuso que la emoción que sentía de finalmente comenzar a llevarse bien con Adrien la inquietaba a pasar más tiempo con él y sus compañeros, pero solo era un chico, y no iba a cambiar a sus amigos por un chico.

Suspiró y el timbre la sacó de sus pensamientos. Se levantó rápido de la mesa y se despidió de sus amigos quienes aún estaban un poco disgustados con ella.

Caminó con rapidez hasta su salón y mientras todos entraban con lentitud por la puerta se topó con Nino y los demás.

—¡Hey! Perdón que no haya ido con ustedes, mis amigos me querían contar algo importante. —dijo un poco agitada y con nervios.

—No te preocupes, mañana puedes venir. —respondió Rosita y Becca se sintió aliviada.

Todos asintieron y finalmente entraron al salón, Adrien se quedó al último y miró a Becca con una expresión seria.

Ella observó sus ojos verdes, parecía algo molesto. Espero a que le dijera algo pero su rostro solo mostró una mueca.

Becca se asustó y no entendió el por qué de eso. ¿Hizo algo malo?

La clase empezó y Adrien ni siquiera volteaba a ver a la castaña como en las otras veces. Becca se pudo preguntar qué lo hizo cambiar de actitud tan rápido pero decidió ignorarlo, algo le decía que ella nunca iba a lograr tener el afecto que él le tenía a todos sus amigos.

(...)

—Una vez más. —ordenó la maestra.

Becca se puso en su lugar y repitió el salto que le había pedido la Señorita Jules, pero nuevamente, falló en el aterrizaje.

—Otra vez.

El cuerpo de Becca se tensó y tomó aire para calmarse. Miro de reojo a todas sus compañeras, quienes estaban igual de incómodas que ella. Se encontraba practicando para su papel en la próxima presentación de otoño, después de tanto esfuerzo ella había ganado el protagónico y ahora el maldito tema de Adrien la tenía lo suficientemente perdida como para arruinarle sus ensayos.

Repitió el salto y falló nuevamente. Todas suspiraron y por dentro se sintió angustiada y con miedo a lo que la adulta iba a decirle.

—Tienes que seguir practicando —habló la maestra Jules, con un semblante serio y con la mirada puesta encima de Becca.— no puedo dejar que arruines la presentación.

—No lo haré, lo prometo. —respondió Becca con seriedad, y los brazos escondidos detrás de su espalda.— Seguiré practicando.

La adulta asintió y se detuvo a escuchar a sus alumnas murmurando. Desde atrás, Odette Windham miraba de pies a cabeza a Becca y regresaba a susurrar burlas con sus amigas. La castaña las miraba y se le formaba un nudo en el estómago por dicho acto. No había clase en la que no tuviera que soportar cualquier comentario tonto hacia ella o su forma de bailar, pero como siempre, decidió bajar su mirada e ignorarlas.

—Señorita Odette. —llamó la maestra Jules con firmeza. El salón entero se calló y todas se tornaron serias. Odette miró a la mujer y dejó de reír, pero no mostró una expresión de miedo.

—¿Sí, maestra? —preguntó cómo inocente ave. Becca rodó los ojos y decidió no ver la escena.

—Levántate y ven hasta aquí. —ordenó. La pelinegra frunció el ceño y con confusión se levantó del suelo, para así dirigirse hasta su maestra.

Se posicionó a su lado y esperó a que le dijera algo. Aquella mujer de pelo rojizo con algunos cabellos blancos y ojos azules profundos volteó a ver a Becca, quien aún no era capaz de levantar su mirada del suelo.

—¿Tienes algo que decirle a tu compañera Beatriz? —preguntó con interés, aún mirando a la castaña quien se sorprendió al escucharla mencionar su nombre completo.

—No, maestra.

—Eso no fue lo que escuché. Te volveré a preguntar —su expresión y tono de voz causó temor a todas sus estudiantes e inmediatamente supieron que la maestra Jules haría de las suyas.— ¿tienes algo que decirle a tu compañera Beatriz?

Odette se mordió el labio con rabia. Tomo aire y sonrió. —Sí, si tengo algo que decirle maestra.

La rubia no quería, pero sabía que no tenía opción de safarse tan fácil de ese problema.

—Adelante. Hazlo. —insistió.— Beatriz quiero que veas a tu compañera a los ojos y escuches lo que tiene que decirte.

Becca y sus compañeras de danza no querían escuchar ni presenciar lo que se les estaba presentando. Con miedo y enojo, la castaña levantó su mirada y se aguantó las ganas de llorar.

—No mereces tener el papel de la princesa Odette, ni siquiera puedes hacer un salto. —soltó seca la rubia.

Becca no dijo nada y escucho reír a la mujer adulta al frente suyo.— ¿Y tú lo mereces?

Odette asintió dudosa y la maestra Jules bufó irónica.— ¿Por que te llamas igual que la protagonista? —ante esta pregunta algunas rieron pero Odette se encontraba igual de seria y molesta que Becca.— Haz el salto de Beatriz.

Ante aquellas palabras todas se sorprendieron, ahora Odette se veía asustada y se sentía arrepentida de lo que había dicho. Aquel salto requería de mucha práctica y precisión, la rubia no podía llegar a ese nivel.

—Maest - -

—Hazlo.

La muchacha suspiró y miró a Becca, fue hasta donde ella estaba y se posicionó, espero la señal de su maestra y corrió para luego impulsarse y saltar en el aire, intentando dar el tan difícil giro que tenía que verse elegante. Odette falló y calló al suelo después de intentarlo.

El salón se inundó de silencio y con lágrimas en los ojos y aún tirada, regresó la mirada a su maestra.

—Becca, haz el salto. —pidió la mujer.

Esta asintió e inmediatamente se posicionó. Se llenó de fuerza al respirar profundamente y repitió lo mismo que había hecho las anteriores veces, pero esta vez, finalmente logró aterrizar con firmeza.

La castaña no pudo evitar sonreír y giro a ver a su profesora.

—Es la última vez que escucho un comentario así —habló nuevamente la pelirroja con un tono fuerte.— y eso va para todas. Ya no son unas niñitas, maduren.

Odette gruñó con enfado y se levantó del piso para salir con rapidez del lugar. Las lágrimas salían de sus ojos por la rabia que sentía y deseaba poder regresarle aquella humillación a su maestra.

De pronto, un akuma se apoderó de ella, convirtiéndola en una villana con sed de venganza.

a different sparkle ━━ adrien agreste/chatnoir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora