Capítulo 26

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A pesar de que la habitación estaba sumida en un gran silencio, sus oídos podían percibir un silbido que parecía no querer detenerse. A pesar de que muchos pares de ojos de diferentes colores en sus iris le observaban, su vista no podía enfocarse en nada ni nadie, su mirada se encontraba perdida.

Pasaron varios minutos cuando por fin sus orbes fueron directos a visualizar la figura de su mejor amigo. ¿Cómo era eso posible? Acaso... ¿Su padre le había mentido con algo así? 

-Horacio- Llamó de forma suave y tranquila el rubio con preocupación en su voz. -Esas tonterías que tu padre te dijo, que ella los abandonó, que huyo de ustedes, de los problemas... Fue todo una estúpida mentira- 

-... ¿Qué...?- Salió como un murmullo casi imperceptible, su cerebro no lograba procesar la información que era recién revelada. 

-Yo... no creo que deba seguir con esto...- Habló incómodo el rubio bajando su cabeza y posando su vista hacia el suelo. 

-¡No!- Soltó de golpe el de cresta provocando que nuevamente García le mirara. -¡Gustabo, dime la verdad! No puedes soltar una bomba así y dejarlo ahí, dime, cuéntame- Demandó con desespero en su voz. -Quiero... no, necesito saber la verdad, Gustabo por favor- 

Su mirada bicolor suplicaba por respuestas, necesitaba saber el por qué su padre le había dicho que ella murió y por qué. ¿Por qué recién ahora se enteraba de esto? Y lo que le tenía más confundido aún era el por qué Gustabo sabía eso. Debía aclarar las dudas que su mente comenzaba a crear.

-Horacio...- Ninguno de los dos dijo nada más, solo hablaban entre ellos con sus miradas, hasta que el rubio cerró un momento sus párpados y soltó un suspiro, esos orbes verde/miel eran su perdición, no podía combatir contra esos brillantes faroles bicolor. 

-Tu padre se había metido con la gente que no debía y las consecuencias las terminó pagando tu madre- Comentó para después cambiar su semblante a uno más inquieto por lo que iba a decir a continuación. -Y tu... Tu eras el siguiente objetivo-

La sorpresa se vio reflejada en sus ojos, un leve escalofrío sacudió su cuerpo, ¿Pero qué? ¿Su madre había muerto por culpa de su padre y no porque huyó de ellos? Y él era el siguiente en seguir el mismo destino que su madre... ¿Y por qué se lo ocultaron hasta ahora?

-Gus...- Tomó una gran bocanada de aire para intentar calmar su irregular respiración y su acelerado corazón. -Gustabo ¿Cómo... Cómo sabes tu todo eso? ¿Por qué nunca me lo dijiste?- Sus palabras salían lentas y con dolor en ellas.

-Horacio, esa noche que no fui a casa fue porque había seguido a tu padre- Confesó cabizbajo el mayor. -Algo me sonaba mal desde que tu madre había desaparecido, asique decidí seguirlo para ver por qué actuaba tan raro-  

-Muchachos, traigan algo un poco de agua- Interrumpió el peli morado. -Nuestro amigo aquí tendrá muuucho para hablar-

Los dos compañeros de Pogo fueron a traer lo dicho por el contrario, al abandonar la habitación el peli morado se acercó a la puerta por donde salieron y cerró con seguro, se apoyó contra ella cruzando sus brazos y mirando a los dos que estaban esposados en el cuarto.

-Supongo que esto es mejor que se hable en privado- Comentó con desinterés el mayor.

El rubio le devolvió la mirada sorprendido, arqueando una ceja en confusión.

-Vaya, al parecer el jodido loco tiene algo de sentido común- 

El peli morado simplemente largó una risa burlesca por lo dicho, se quedó mirando al de cresta que estaba cabizbajo procesando la información que le soltaron de golpe como si le hubieran echado un balde de agua fría.

-Mientras menos gente sepa de la vida de mi Horacio, mejor-  Dijo con normalidad aunque realmente muy en el fondo, quería darle su comodidad al peli azul ya que sabía que todo lo que estaba escuchando era muy fuerte para él.

-¿Y qué pasó?- Habló demandante el menor de los tres. -¿Cómo supiste todo eso?-

-Cuando lo seguí, entramos a un lugar alejado de la ciudad, era una base. Me escondí sin que nadie pudiera verme, y vi como estaba allí tu padre junto a otras personas- 

El de cresta azul escuchaba todo atentamente, necesita saber todo, aclarar las incertidumbres que florecieron en su mente.

-Ellos le pedían que les regresara todo lo que le habían prestado, pero tu padre creía que podía seguir pasándoles por encima. Ellos se enojaron, le recordaron lo que le hicieron a tu madre y amenazaron con ir esta vez a por ti-

-Pero si a él nunca le importé mucho que digamos- Dijo con tristeza en sus orbes bicolor. -¿Por qué no vinieron a por mi?-

-Porque yo no lo permití- Confesó sin flaquear en su voz. -Al escuchar que iban a ir a por ti para matarte, mi mente dejó de funcionar y mi cuerpo se puso en modo automático, caminé hacia ellos y me ofrecí a trabajar para la banda y así pagar-

-¿Por qué?- Emitió en un susurro.

-Porque no podía dejar que te hicieran daño- Contestó sin dudar.

-Entonces por eso desapareciste... Pero ¿Qué pasó después?-

-Atraparon a todos los de la banda- Interrumpió el peli morado desde la puerta con seriedad.

-¿Cómo...?- Pronunciaron a la vez los dos menores confundidos e intrigados.

-¿No fue así? Los capturaron a todos porque los vendiste- Se apartó del sitio donde estaba para acercarse lentamente a la silla donde estaba García. -Sé quién eres, Gustabo. Eras miembro de una banda pero luego encarcelaron a todos menos a ti, ¿Por qué? Porque eras un sapo, mejor dicho eres un sapo- Escupió con gracia y dureza sus palabras.

El rubio simplemente se le quedó mirando, el menor veía el enfrentamiento que mantenían su pareja y su mejor amigo. Ya era costumbre para ambos combatir con sus orbes zafiros desafiándose a través de ellos.

-Ah cierto, lo siento me he confundido- Decía con falso arrepentimiento, posando una mano en su pecho. -Sapo no, agente secreto-

Horacio miró a ambos sorprendido, su novio estaba del lado de una banda y su compañero de toda vida trabajaba para la ley. Y él no estaba enterado de ninguna de las dos cosas.

-Así es, Gustabo- Respondió a la mirada confundida del rubio, la sonrisa ancha y torcida de Pogo volvía el ambiente en algo incómodo y escalofriante. -Tu no eras el único investigando aquí, yo también me dediqué a conocerte- 

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