Adoro a Gabriel, es la persona más bonita del mundo. No soy buena en esto de los parecidos, pero no veo nada que me recuerde a Maxence. Supongo que cuando crezca lo comprobaré.
Yves, JC y Logan no me dejan ni caminar sola durante este mes posparto. Cuando digo ni caminar, no bromeo, Logan me llevó un día en brazos para tumbarme en la cama y ahora JC también lo hace. Yves no, dice que él no es tan patético, pero todos sabemos que es porque no puede levantarme en el aire.
A Logan no le gusta incluirse en el grupo de papis con JC e Yves, se excusa en que no le gustan los niños, pero una noche que me dejó en la cama antes de irse a su casa, se quedó de pie junto a la cuna de Gabriel por lo menos media hora, creyendo que yo estaba dormida.
¿Me da vergüenza toda la sobreprotección que tienen esos tres conmigo? Sí, pero es soportable.
Mi problema ahora es otro muy distinto al que no puedo parar de darle vueltas y que a veces me provoca insomnio. El sexo. Me entran ganas de llorar cada vez que lo pienso; Logan tiene derecho a hacerlo con su novia, es lo lógico, pero yo no puedo ni soportar que me desnuden. Simplemente me aterroriza, como tener una pesadilla.
Tengo que empezar a dejar de posponer el tema. Conociéndolo, seguro que es lo único que pasa por su cabeza desde el parto.
En los tres meses que han transcurrido desde que comenzamos a pasar tiempo juntos, ha hecho más de cinco bromas sobre sexo al día. No me molestan, de hecho, me hacen mucha gracia porque su falta de pudor son parte de él, pero me hacen preguntarme si podría ser capaz de aguantar sin tener relaciones sexuales... por tiempo indefinido. O para siempre.
También tengo que buscar trabajo, estoy harta de que me lo paguen todo: casa, comida, ropa, todo lo pagan Yves y JC. Logan dice que tampoco le importa, pero me niego a cruzar también esa barrera con él, incluso le he suplicado que deje de comprarme libros. Quiero ganar mi propio dinero, lo que no sé es cómo.
—Vamos, cuéntame en qué fantasías sucias piensas.
La voz de Logan me saca de mis reflexiones.
—Estoy pensando en la fantasía de tener un trabajo.
—Pronto encontraremos algo.
Él también está buscando un empleo, pese a que no le hace falta. Sé que tiene que ver con eso que me contó de que su padre lo amenazó con cortarle el grifo, y no puedo evitar que se me rompa el corazón al pensar en la cara oculta de Logan, aterrorizada y temerosa, de no ser suficiente por sí mismo y tener que vivir de su familia para siempre. No ha querido hablar mucho de ese tema ni conmigo, pero ha estado recibiendo varias llamadas de su madre y hace poco le llegó una carta de Marsella que creyó que yo no descubriría. No la leí, aunque no me faltaban ganas, pero me imagino que son noticias de sus padres de esas que lo ponen tan tenso.
—Algún día me contarás qué es lo que te imaginas cuando te quedas mirándome tanto tiempo —suspira con gracia, pasando uno de sus brazos por mis hombros—, tengo paciencia, no te preocupes.
Estamos yendo a su casa después de dar un paseo, me gusta salir ahora que hace buen tiempo.
—¿Has pensado en empezar Historia en septiembre?
Ladeo la cabeza, apretando los labios.
—Primero voy a conseguir trabajo para poder irme de casa de JC e Yves.
—Puedes quedarte en la mía si quieres.
Lo odio. Odio que haga proposiciones importantes como si no fuesen nada. Levanto la mirada sin disimular mi sorpresa, él solo sonríe con tranquilidad y se encoge de hombros.
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Luces de esperanza (LJI, #2)
Historical Fiction«Son nuestras decisiones las que definen nuestra libertad» Lejos del reformatorio todo se vuelve oscuro para Célestine. Se siente sola entre los bellos edificios parisinos, sin ninguno de los conocidos con los que ha crecido. Enmendar todos sus erro...