Capítulo 50. Célestine François.

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Pasa un mes y nadie tiene ni una sola noticia de Yves. Yo me había acostumbrado durante estos tres años a tenerlo en el taller conmigo, criticándome, así que se me ha hecho duro estar sola. No pensé que llegaría a ocurrir, pero echo de menos a Yves Saint Laurent.

Hoy cierro por la tarde después de estar toda la mañana terminando encargos y decido hacer compañía a JC en la cafetería. Lo veo bien, vuelve a ser el de siempre, pero no sé cómo está de verdad, y nunca lo sabré, por más amigos que seamos.

Llego me encuentro con Colette sentada en una mesa cercana a la barra, repasando un montón de folios grapados y con Gabriel en la silla a su vera, dibujando. Le encanta dibujar. También visualizo la chaqueta de Logan.

Levanta la mirada y me sonríe.

—¿Qué haces aquí?

—Venía a...

Ambas miramos a JC, que está ocupado ordenando una estantería, de espaldas a nosotras. Colette ladea la cabeza y asiente.

—Sí, nosotros también hemos venido por eso, pero creo que le va muy bien. —Vuelve a curvar los labios hacia arriba y me hace un gesto para que me acerque. Sujeto a Gabriel por las axilas y lo siento en mis piernas, él sigue pintando después de darme un sonoro beso en la mejilla—. ¿Ves a esa chica?

Disimuladamente giro la cabeza, el dedo de Colette señala con discreción a una chica de pelo rubio rojizo que está sentada en la barra.

—He venido dos días y estaba aquí ambos. —Chasquea la lengua con orgullo—. Se llama Aimée y adivina qué camarero coquetea con ella.

Vuelvo a mirar y sonrío al comprobar que tiene razón. JC siempre es muy serio por ese pánico que tiene a ser transparente, pero es cierto que habla con ella muy animado. No creo que la invite a salir por el momento, pero es bonito verlo así.

—Qué ganas tengo de saber más de ella.

Logan entonces sale del baño y se sienta en su sitio, apoyando los codos en la mesa.

—¿Habláis de Aimée Vial?

—¿Por qué sabes su apellido? —murmuro, sorprendida.

—Porque mi chica y yo hacemos un equipo impresionante. —Choca la mano con Colette y ella sonríe—. He ido al baño solo para escuchar lo que dicen entre ellos y he tenido suerte.

—He enviado a mi lacayo porque JC me mira mal si lo hago yo.

No puedo evitar reírme. Han cumplido tres años juntos y se han influenciado tanto el uno al otro que ya casi parecen la misma persona, y veo a Colette más feliz que nunca con él y con Gabriel.

—¿Qué tal en el trabajo? —Miro a Logan.

—Estoy esperando a que me llamen de un par de editoriales, tengo currículum suficiente para conseguir que me contraten. Estoy un poco cansado de traducir clásicos españoles.

—Ojalá consigas entrar en Gallimard... —interviene Colette, asintiendo con la cabeza, emocionada.

Logan sonríe y posa sus ojos en Gabriel, que sigue dibujando, le da igual todo lo que decimos. Frunce el ceño con gracia y le quita la cera roja.

—¿Qué haces, mocoso?

Siempre le habla como a un adulto, y aunque a Colette no le gusta, a Gabriel le encanta. Tiene a Yves para mimarlo y a Logan para pelear con él. 

—¡Devuélvemela!

—A ver qué es lo que tienes ahí.

Le arrebata el folio con su obra de arte y cuando pone los ojos en ella, su burla se relaja. A mí no me ha dado tiempo a verlo, pero Colette se acerca a Logan para mirar y sonríe, conmovida. Cuando me la enseñan, casi se me saltan las lágrimas. Nos ha dibujado a todos, pero lo que nos ha hecho callar a todos es ver que ha hecho a JC y a Yves cogidos de la mano, igual que a Colette y a Logan. Sin ninguna diferencia entre ambas parejas. Beso la cabeza del niño y me río cuando me veo a mí misma de su mano en el papel.

Luces de esperanza (LJI, #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora