Cuando amanece y respiro,
cuando reina la abundancia
espiritual, sin jactancia,
desde aquí, abajo, te miro
y veo que ese... eres Tú.
Cuando triunfo en mis batallas
derroto a mis enemigos.
Cuando siento que conmigo
se cumple bien tu Palabra,
compruebo que... ese eres Tú.
Cuando tu gracia recibo
dándome sabiduría;
cuando invades de alegría
mi entusiasmo que ha dormido,
me percato que... eres Tú.
Cuando mi mañana brilla
manifestando esplendor
sin haber alrededor
qué empañe tal maravilla,
contemplaré que... eres Tú.
Cuando, como oveja de prado,
doy vueltas en derredor tuyo
sin dar muestras de un orgullo,
sin ser duro o angustiado,
reflejo de esto... eres Tú.
Siempre que todo lo bueno
me asiste por dondequiera
y, en circunstancia cualquiera,
aplicar tu consejo puedo,
siento, no más... que eres Tú.
Cuando proyecto en un grupo
firmeza y dominio propio
sin intervención de oprobio
me doy cuenta que reúno
privilegio... de ser Tú.
Luz del mundo has declarado
que en el hoy, tus hijos somos.
Has provisto para todos
la virtud del Padre amado.
Eres tú... y sólo Tú.
Satisfacción de victorias,
vida, el poder y los dones
en nuestras manos, Tú pones;
y a nuestros pies toda gloria
cuando la Gloria... eres Tú.
