Estamos unidos en una canción.Tu voz nos arrulla cual dulce fragancia
envolviendo con gracia tu dosis de amor.
Amor que convence, que tiene valor,
que oculta la magia que tiene elegancia,
ternura atractiva, poder y pasión.
No existe completo poema especial
que ocupe estelar posición en la vida
que no sean Cantares y Salmos, Señor.
Gritemos muy alto con todo fervor
desde nuestras almas y hasta tu venida:
Cuán grande Tú eres, mi Dios celestial.
Unidas las manos de cada hermano.
Rendidos, por siempre, ante tu justicia.
Pensando en perdón y en misericordia
andemos sin ira y sin discordia
cumpliendo obedientes y sin malicia
cada precepto, ordenanza y mandato.