¿Dónde estás que no te siento?¿Qué ha pasado? ¿Te perdí?
Prometiste no dejarme, ¿es por mí?
¡Padre mío, lo comprendo!
Por culpa de mi pecado
yo causé separación;
No pierdo la salvación...
Pero no estoy de tu lado.
Sin obediencia y fallando
reina en mí la perversión;
propio de mi generación:
De ti, seguiré buscando.
No valoro lo preciado
que es tan lindo y magistral;
(muy lejos de lo carnal),
que siempre me has enseñado.
¿Acaso, soy ignorante,
atontado, ineficaz?
Menos mal que eres capaz
de disculparme al instante.
Me arrepiento de mi falta,
me declaras bueno y justo.
Te doy fe de mi gran susto...
¡De emoción, mi alma salta!