Vencido por tu poder;cansado de la maldad
ansiando la libertad
que Cristo ofrece con creces.
Me entrego como mereces,
rendido ante tu justicia
siendo tu ley la delicia
de esa infinita bondad
que nos da felicidad
y que promete volver.
Volverse a ti con pasión
liberando las tensiones;
reconociendo emociones
donde tengo la ocasión
de renunciar al dolor,
y al apego a lo prohibido
que me promete un vacío,
sustituyendo por gozo
lo que un día hizo un destrozo
de mi pobre corazón.