Capítulo 21: Después de ti

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Capítulo 21

Después de ti.

Con mi cerebro todavía analizando la situación y tal vez con una expresión de confusión muy obvia en mi rostro camino hacia la puerta del copiloto. Tiene la ventana abajo y no sé porque pero estoy pensando seriamente que algo malvado está planeando, pero solo inclina su cuerpo un poco hacia la ventana, se baja un poco las gafas y abre la puerta.

Yo me quedo allí parada. ¿Dónde está la trampa?

—¿Qué esperas, perdedora? Entra —dice mientras se acomoda lentamente en su asiento.

Entro el carro y apenas cierro la puerta Cole pone el carro en marcha, qué considerado.

—¿Dónde está la trampa, Hastings? —pregunto mirando hacia atrás, mientras me coloco el cinturón de seguridad.

—Por lo menos merezco que confíes en mí, digo; mira lo que causaste —gira la cabeza hacia mí y lo observo expectante. Se quita gafas y puedo ver que tiene los ojos un poco rojos y se le ven un poco las ojeras.

Sé que le he contagiado la gripe, tal vez haya ido a su cuarto y tosido en su almohada apropósito o tal vez no, pero igual quiero bromear.

—¿Qué? ¿Yo he hecho que te drogues? —finjo una mirada de compasión y le doy una palmadita en el hombro—. No te dejes llevar por las drogas, Cole. Son malas.

—Qué graciosa, no pero en serio, me contagiaste la jodida gripe. ¿Sabes cuando fue la última vez que tuve gripe?

—No.

—Bueno yo tampoco ¡pero fue hace mucho! —acelera más el carro y una ráfaga de viento entra por la ventana.

Mierda.

—Mierda.

—¡Lo sé mierda, no debería tener gripe!

—No, idiota —respondo—, eso no.

—¿Entonces qué?

—¡Olvidé mi abrigo!

Recuerdan cuando dije que había olvidado algo… pues sí yo, Heather Weiss autodenominada la chica con el mayor sentido común de la existencia olvidé mi abrigo, cuando tengo gripe, la temperatura está bajando y hay grandes posibilidades de lluvia. Qué inteligente.

—Wow, yo hablándote de mi gripe y tu pensando en tú abrigo. Egoísta.

—¿Y a quién le importa tu gripe? —exclamo.

—¿Y a quién le importa tu abrigo? —responde.

—A mí, lógicamente —digo abriendo mi mochila como que si mágicamente el abrigo va a aparecer allí. No aparece.

—A mí me importa mi gripe, entonces. Además si tanto quieres un abrigo atrás está el mío, cógelo si quieres.

Estoy a punto de declinar su oferta y decir algo como “¡No, después me contagias tu estupidez!”, pero otra ráfaga de viento me detiene. Me inclino a coger el abrigo rojo que estaba en el asiento trasero y me lo pongo. Oh, dulce calor, ¿por qué eres provocado por el abrigo de un idiota?

No hablamos mucho hasta que llegamos al instituto, Cole se parquea en su lugar habitual, cerca de la salida. Nunca he entendido porque nadie más se parquea allí, es como si estuviera reservado solo para él. Creo que la cosa más interesante de ver cuando ya estemos en la universidad será ver como se pelean por parquearse allí.

Una vez estacionados y el carro apagado, espero que Cole quite el seguro, pero no lo hace. Fácilmente podría quitar yo el seguro de mi puerta, pero juro que las alarmas de carros son un jodido dolor de cabeza.

Heaven, Hell, HeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora