OneShot BTS [+18]

Namjoon II (parte 1)

Odiaba esas tediosas cenas de empresa, siempre pensaba que era más que suficiente con aguantar a la jefa y a los compañeros los días laborales y no comprendía muy bien cuál era la finalidad de aguantarlos otro día más. Era cierto que no eran lo que se decía desagradables, no del todo. Sin embargo, a mí todo me parecía aburrido y común. Todo, a excepción de Kim Namjoon. Si había asistido había sido por él, y me preguntaba cuál había sido su motivo para venir.

Lo admiraba como solamente se pueden admirar las mejores obras de arte: en silencio, a lo lejos, apreciando cada uno de sus detalles, y mientras más descubría, más me gustaba. Yo deseaba que él no se hubiera dado cuenta, pero más de una vez me había pillado mirando hacia él y había tenido que apartar la mirada rápidamente.

Él era una persona muy interesante, era tan perfecto que parecía fuera de mi alcance y del de cualquiera. Era atractivo, amable, inteligente, trabajador... Y algo me decía que su insondable interior todavía escondía mucho, muchísimo más. Antes de que me diera cuenta, me había enamorado de él.

Ahí sentado, bebiendo de su copa y charlando con los demás, pero manteniendo su aura, parecía tan ajeno a todo y tan diferente en relación con lo que le rodeaba. No hacía falta fijarse demasiado, su simple presencia denotaba que se trataba de alguien especial, fuera de lo común.

Me levanté para rellenar mi copa sin dejar de mirar a Namjoon, ¿me miraría él como algo más que su compañera de trabajo? Sumida en mis reflexiones, apenas me di cuenta de que mi tambaleante compañero se aproximaba hacia mí. Para cuando reparé en ello era ya demasiado tarde, su copa de vino se había derramado sobre mi ropa. Maldije para mí misma, esa sería sin duda la única ocasión en que atraería la atención de Namjoon.

- ¡Oh, T/N! ¡Lo siento! -exclamó, siendo excesivamente ruidoso.

- Está bien, está bien -tranquilicé cuando lo vi aproximándose a mí con la intención de limpiar mi vestido.

- Déjame ayudarte -insistió.

- No te preocupes, de verdad -me alejé instintivamente y dirigí mi mirada a Namjoon, tenía razón en que había llamado su atención-. Déjalo, está bien.

Maldije para mí misma de nuevo, ¿cómo era posible tener tanta mala suerte? Apreté mis labios y saqué una caja de cigarros de mi bolso para dirigirme al balcón del local que habíamos alquilado para la cena, agradecí que la brisa fresca acariciara mi rostro y despejara solo en parte mi frustración. Pero cuando pensaba que mi humor podría ir a mejor y que la noche no estaba del todo arruinada, intenté encender mi cigarro con el encendedor sin éxito, parecía no tener gas.

- Mierda -mascullé.

- ¿Necesitas ayuda? -ofreció una voz que conocía perfectamente y que hizo que diera un respingo.

- Ah... Estoy bien -mentí-. Quitando que tengo el vestido lleno de vino, estoy bien.

- Y quitando que tu encendedor no funciona -apuntó Namjoon.

- Quitando eso también -admití, esbozando una sonrisa.

Percibí que permanecía mirándome continuamente, así que para verificarlo levanté la vista y confirmé lo que pensaba. Mi mirada se fue directa a sus ojos, pero enseguida la aparté por temor a que notara el rubor teñir mis mejillas. Cuando se trataba de él, enrojecía tanto que no importaba que fuera de noche, se notaría.

- Al menos, lo del vestido tiene solución -consoló.

- Ya -bufé-, pues ya me dirás qué clase de... -comencé, pero el tacto de su abrigo y la percepción de su aroma me hicieron paralizarme.