OneShot BTS [+18]

Jimin III (parte 2)

Jimin había permanecido unos cuantos segundos mirándome sin articular palabra, sin salir todavía de su asombro.

- Bueno -suspiré profundamente-, en algo no dejas de tener razón y es en que no debería haber actuado por mi cuenta.

- ¿Está bien si te beso ahora? -preguntó entonces, pillándome completamente desprevenida.

- Claro -respondí sin dudar.

Jimin acunó mi rostro con sus manos y me miró a los ojos unas décimas de segundo antes de cerrarlos y tocar mis labios con los suyos. No mentía si decía que era el mejor beso que me habían dado nunca, tan lento que constituía una dulce tortura con la que no tenía muy claro si quería acabarla o seguir experimentándola.

Una de sus manos viajó de mi rostro a mi cuello y su pulgar se deslizó suavemente por mi piel, haciendo que se me erizara el vello de la nuca. Por toda respuesta, yo colé mi mano por debajo de su camiseta blanca acariciando su piel con la yema de mis dedos. Jimin jadeó en mis labios por un instante para después seguir besándome y supe desde ese momento que me tenía ganada.

Tomé la iniciativa una vez más y comencé a levantar su camiseta mientras mi lengua encontró la suya para profundizar en ese beso. A medio camino, cuando su camiseta ya estaba por encima de su cintura y ya conseguía vislumbrar gran parte de su piel, Jimin rodeó suavemente mi muñeca con su mano y la detuvo.

- ¿Quieres hacer esto? ¿Aquí? -preguntó frunciendo suavemente el ceño.

- No lo haré si tú no quieres -respondí deseando que me pidiera que continuara.

- Pero -hizo una pausa-, ¿aquí?

Ante su repetición reaccioné riendo por lo bajo y asentí. Jimin no sabía que nadie del personal de cabina abriría el compartimento si nadie les daba permiso, y mucho menos pasarían por allí si nadie les había llamado, pero decidí guardarme ese pequeño secreto para que su imaginación volara.

En un acto de atrevimiento me senté a horcajadas sobre Jimin en la amplia butaca y levanté su camiseta hasta despojarlo de ella. Su abdomen solamente provocaba que mis ganas de acostarme con él aumentaran progresivamente. Jimin pareció perder la timidez y llevó sus manos a mi cintura, empujando mi intimidad contra su miembro ya erecto. En respuesta, me incliné ligeramente hacia sus labios y comencé a besarlos con más deseo que antes. Él me siguió el beso de buena gana mientras deslizaba sus manos hacia abajo, llegando hasta mis nalgas. Me separé apenas un instante para quedarme en igualdad de condiciones con él y me libré de mi camiseta, tirándola justo donde había tirado la suya segundos antes.

Jimin aprovechó para llevar su mano a mi nuca y besar mi cuello manifestando un claro deseo. Jadeé en su oído y desabroché el botón de su pantalón de forma que se entreveía levemente su erección. Apreté mis labios llevando mis manos a su miembro y lo acaricié con la yema de mis dedos, provocándole a Jimin un leve respingo. Me levanté por un instante para bajar su pantalón, logrando que se quedara en ropa interior, e hice lo propio conmigo.

Esta vez fue él quien agarró mi mano y tiró de mi brazo con relativa fuerza, de forma que me obligó a que me sentara a horcajadas sobre él de nuevo. Sus labios se dirigieron esta vez a la piel de mi pecho, sus manos ascendían por mi espalda hasta llegar a mi sujetador, desabrochándolo. Yo lo dejé caer descubriendo mis pechos, a los que Jimin llevó sus manos comenzando a masajearlos. Un suave gemido se desprendió de mis labios mientras me permitía el lujo de disfrutar de su tacto. Ambos teníamos muy claro lo que estábamos haciendo, y más aún que era justo lo que queríamos.