1.7 Apelando A la Pasión

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Detrás de sonrisas solo traición.  

 EVA

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 EVA

Mi hermana apareció en mis sueños esa noche. Su figura se materializó en medio de una niebla espesa, con lágrimas corriendo por sus mejillas.

—No puedo —ella sollozaba, de rodillas en el suelo, sus manos temblorosas cubriendo su rostro.

—¡Eres la hermana mayor, no puedes hacer esto por el bien de tu familia! —soñé como mis padres le gritaban esto, sus voces llenas de desesperación y enojo. Ella levantó la mirada, sus ojos llenos de tristeza y determinación, y me miró directamente.

—Eva, quiero ser libre —dijo con un susurro que resonó en mi mente como un eco interminable.

Mientras estaba entre sueños, percibí cómo Stefan se acercaba y se recostaba a mi lado. En la oscuridad, buscó mi mano hasta encontrarla, sus dedos entrelazándose con los míos. No podía evitar pensar si él sabía que lo había estado esperando. Una sensación de escalofríos recorrió mi piel mientras esperaba que no hubiera notado mi anhelo.

—Eva, pareces que estás en las nubes —comentó Rosa en el patio del instituto, mientras me ofrecía un trozo de galleta integral. El sol brillaba intensamente, y el murmullo de los estudiantes a nuestro alrededor creaba un ambiente bullicioso.

—Extraño mucho a Carol —dije, sintiendo un nudo en la garganta.

—Eva —dijo Oliver tomando mi mano con suavidad —tienes a tu familia, a Rosa y a mí —sonrió tímidamente, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y cariño.

—Es cierto —Rosa agregó, asintiendo con entusiasmo.

—Gracias chicos, tienen razón —respondí, sintiendo un poco de alivio.

—Ya sé —exclamó Rosa, aplaudiendo con entusiasmo —lo que necesitas es salir y despejarte.

—Pero...

—No te preocupes, este fin de semana te iré a recoger —dijo con determinación.

El sábado por la noche, salí del anexo con Rosa y nos encontramos con Oliver. Lucía imponente con una camisa azul que resaltaba su hermoso cabello y sus ojos negros como la noche. La música vibraba en el aire, y las luces de colores creaban un ambiente mágico.

—¿Eva, me concedes esta pieza? —preguntó Oliver, extendiendo su mano hacia mí con una sonrisa.

—Claro —respondí, tomando su mano. Nos sentamos a tomar algo después de bailar una canción, aunque Oliver parecía un poco inquieto, sus ojos constantemente buscando algo en la multitud.

Cuando me dirigí hacia el baño, me topé con Stefan, quien estaba acompañado por un joven alto, de cabello rubio y ojos tan rojos como rubíes. Aunque su compañero era sorprendentemente apuesto, irradiaba un extraño resplandor que lo hacía destacar entre la multitud.

Al percatarse de mi presencia, Stefan se acercó y tomó mi mano, llevándome hacia la pista de baile. Me sostuvo firmemente por la cintura, apenas dejándome espacio para moverme, mientras estábamos pegados uno al otro. Su cercanía me hacía sentir una mezcla de nerviosismo y emoción, y no podía evitar preguntarme qué significaba todo esto.


Narrador Omnisciente

El susurro de la música llenó el espacio, una melodía suave y seductora que pareció envolver a todos los presentes en su abrazo musical.

En el centro del salón, una pareja se movía con gracia y elegancia. Eva, ataviada con un deslumbrante vestido azul noche que resaltaba su figura, giraba con su compañero, Stefan. El esmoquin de Stefan se ajustaba a su atlética figura, realzando su porte y confianza mientras sostenía a Eva en sus brazos. Sus miradas se encontraron en un instante de profunda conexión, y el mundo a su alrededor pareció desvanecerse, dejándolos a ellos dos solos en la pista de baile.

La música fluía como un río tranquilo, y sus movimientos se sincronizaban como si recordaran una extensión el uno del otro. Stefan la guiaba con destreza, pero Eva seguía su liderazgo con una intuición sorprendente. Cada giro y cada paso era una danza de pasión y complicidad, una conversación silenciosa que solo ellos entendían.

Sus manos se rozaban y se entrelazaban, transmitiendo calor y electricidad con cada contacto. Los ojos de Stefan permanecían fijos en los de Eva, revelando un destello de admiración y cariño que le comunicaba su afecto sin palabras. Eva sonreía, su mirada reflejaba la dicha de estar en los brazos de alguien que la hacía sentir tan amada y especial.

El salón de baile parecía detenerse en el tiempo mientras continuaban danzando. Las parejas a su alrededor se desvanecieron en un borrón de colores y risas, dejándolos a ellos dos como los únicos protagonistas, moviéndose en su propio universo de emociones compartidas. Cada paso los acercaba más, cada giro los unía aún más profundamente.

La música cambió, pasando de una cadencia suave a un ritmo más apasionado. Eva y Stefan se adaptaron con facilidad, sus movimientos ahora eran más intensos, más cercanos. Los latidos de sus corazones parecían sincronizarse al compás de la melodía, creando una sinfonía que encapsulaba la intensidad de su conexión.


EVA

Esa noche, dominamos la pista de baile. La música pulsaba a nuestro alrededor, y cada movimiento se sincronizaba perfectamente con el ritmo. Estaba tan emocionada que sentía mi corazón latir frenéticamente al compás de mi agitada respiración. La energía en el aire era palpable, y cada giro y paso me hacía sentir más viva.

Oliver vino corriendo hacia nosotros cuando salimos de la pista, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y preocupación.

—¿¡Quién es él!? —me gritó, su voz apenas audible sobre el estruendo de la música. Sus ojos se fijaron en Stefan, llenos de desconfianza.

 Sus ojos se fijaron en Stefan, llenos de desconfianza

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Eva y sus 7 maridos (Completa [+18])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora