Capítulo 11

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Alessandra
 


—¡No! Por favor… —Traté de razonar con ella incorporándome caminando en su dirección—. Dejaré los papeles donde estaban y me iré.

Estaba demasiado cerca de ella, pero ella no parecía estar dispuesta escucharme, en el instante que escuché  sonar el segundo tono, por inercia o quizás súper vivencia me lancé por el teléfono y en un gesto brusco se lo  arrebaté  y colgué. Su cara de sorpresa era tanta como la mía, estaba bastante nerviosa no quisiera imaginarme qué podrían  hacerme.  Ella hizo el intento de irse sobre mi pero la esquivé.

—No compliques las cosas y dame ese teléfono —ordenó.

Di un paso atrás amenazante.

—No sé mueva, o voy a marcar al 911 —le amenazo con el dedo en el botón de emergencia—. No creo que le interese que la policía venga, hacer un escándalo en el monasterio, solo déjeme salir y ambas tendremos lo que queremos, yo tomaré esos papeles,  le entregaré el móvil y me iré.

Sus ojos estaban demasiados concentrados en que mi dedo no presionara el botón, que ese se convirtió en su único punto de admiración. Aproveché la situación para acercarme a la carpeta que quería y tomarla. Di pasos hacia la salida sujetando el teléfono como si fuera el botón de una bomba nuclear. Para mi era más que eso de esto dependía mi vida.

—Lo que haces es ridículo, en cuanto te vayas llamaré e irán por ti —sisea.

Sé que tiene razón, pero no dejaré que me hagan algunas de esas salvajadas que suelen hacer aquí. «A menos que tome la llave del coche de Jayden, me lleve a Anastasia y nos vayamos», mi cabeza me advertía que no era un buen plan. 

No distinguí en qué momento la hermana Sol se lanzó encima de mí arrebatándome el documento, entre el manoteo dejé caer el móvil y el forcejeo por tener ambas cosas se intensificó.

—Dame el puto teléfono maldita perra —chilló con una mano entorno a mi cuello. A esta altura yo solo buscaba defenderme, así que también tiraba y manoteaba con violencia.

Ella me propinó una brutal bofetada en plena cara tan fuerte que me  hizo soltarla de repente, llevando mi mano al golpe. Por la inercia y la fuerza que dejé de ejercer ella se fue hacia atrás, escuché un golpe seco y luego silencio, demasiada tranquilidad.

—Qué es ese ruido ¿Todo bien? Hermana Sol, todo bien… —gritó una voz entre los pasillos.
Me quedé callada, mirando a la hermana Sol, al parecer estaba inconsciente. Quise aprovechar eso y me arrodillé a su lado, tomé el móvil y el documento maltratado que tenía entres sus dedos.

Al momento de incorporarme me quedé turbada al ver un charco de sangre comenzando a formarse debajo de su cabeza. Llevé una mano a mi boca, subí la vista al archivo que estaba a su lado, el cajón de abajo estaba medio abierto, solo un poco casi no se notaba pero ese filo había sido el causante de lo que acababa de suceder.

—No, no, no —susurré para mi misma. El corazón se me agitó con violencia, acabo de matar a la hermana Sol. Cerré los ojos con fuerza. ¡No, yo no la he matado, esto fue un accidente!

Rápidamente me acerqué a tomarle el pulso. No sabía si era por que mi ritmo cardíaco estaba demasiado acelerado pero no encontraba el suyo. Me estaba por dar un ataque de ansiedad, no sabía que hacer.

—Hermana Sol. —Volvió hablar una chica. Escuché sus pasos acercarse. No podía permitir que ella nos vea.

Tiré de los tobillos de la hermana Sol, y la arrastré hacia adentro. A mitad de pasillo medí cuenta que no fue una buena idea, una línea de sangre se dibujaba en el suelo conforme la arrastraba. ¿Dónde voy a meter el cadáver?

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