19★Límites

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No podía creer lo que veían mis ojos, llevaba falda.

La había visto desnuda, (aunque no debería pensar en ello ahora mismo por mi propia salud mental), pero ahora lo único que me importaba era lo que su ropa, o la falta de ella, me mostraba.

—Llevas falda —puse en palabras lo que mi mente repetía en bucle.

—Hace calor, ¿algún problema?

Muchos, pero ninguno que ella intuyera.

—No, que va, ninguno —dije por no alargar la respuesta.

No es que me molestara que enseñara, era dueña de su cuerpo, era lo contrario, que verla así me hacía avivar mi libido, y eso en si mismo era un gran problema.

Nada más entrar a clase le indiqué que se sentara en la última fila. Aunque puso cara de no entenderme, lo hizo.

No sabía si había sido buena idea, porque mi demonio y mi ángel luchaban en mi interior. Me estaba costando mucho portarme bien. Demasiado. Y como solía ocurrir en estos casos, esa parte más salvaje comenzó a tomar ventaja.

Lentamente me fui acercando a su rodilla. Cuando llegué a mi objetivo el toque fue mucho más brusco de lo esperado. Se asustó y tuve que sujetarla para que no golpeara algo y avisara a toda la clase de lo que estaba a punto de hacer.

Pero, aunque había sido mucho menos sutil de lo que pretendía, mi mano ya estaba donde deseaba, sobre esa piel expuesta que ahora no podía ver, pero sí sentir.

Adoraba tocarla. Sabía que debía parar, que no era lo correcto, pero seguí hasta que puso su mano en la mía.

Miré aquellos ojos extrañados, pero como si de una conversación sin palabras se tratase sintió mi deseo. Necesitaba que me dijera que me detuviera, no podía ser ese Jungkook, debía comportarme bien, pero no lo hizo. Noté como su mirada cambiaba, como su libido también aumentaba, y en cambio quitó su mano de la mía.

Eso me calentó, y si tenía alguna reticencia antes, desapareció.

Su piel era tan suave bajo mis dedos. Su temperatura aumentaba por mis caricias.

Sabía que frente a nosotros había decenas de personas, pero no me importaba, lo único en lo que se centraban mis sentidos era en sus leves movimientos, en su respiración, que aguantaba y luego soltaba en leves suspiros, en como sus mejillas se coloreaban.

Subía poco a poco por la pierna, esperando que la cordura regresara a mi mente, pero la dureza que se estaba formando bajo mi pantalón impedía cualquier pensamiento racional.

Separó las piernas y contuve la respiración. ¿Sabía lo que pretendía? ¿Sabría que quería continuar hasta que no pudiera avanzar más, hasta que consiguiera que su cuerpo explotara en otro orgasmo? Quería verla disfrutar, quería ver sus mejillas encendidas mientras evitaba susurrar mi nombre.

El maldito timbre sonó. No podía quedarme así.

Sin apenas pensar agarré su mano y entré en la primera puerta que vi después de salir al pasillo, era una clase vacía. La suerte estaba de mi parte.

La atrapé entre mi cuerpo y la puerta.

—Te necesito.

Ya no era dueño de mis actos. La besé con brusquedad. Subí la falda que tantos quebraderos de cabeza me estaba dando para tocar sus piernas. No tardaron en estar enrolladas a mi alrededor.

Tenía miedo de dejarme llevar, quería follarla, pero estábamos en la universidad, en un lugar público en el que cualquier momento nos podrían atrapar. Tenía que reprimirme. Pero aun así mis actos no acompañaban a mis pensamientos. Me apretaba contra ella, como si la ropa no se interpusiera.

Decalcomanie [Terminada]Where stories live. Discover now