ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 34

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Con las armaduras reparadas totalmente

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Con las armaduras reparadas totalmente. Los caballeros de bronce estaban listos para continuar con la travesía por las doce casas del Santuario custodiadas por un caballero dorado.

—¡Fantástico! —exclama sorprendido Shun.

—Esto es increíble, la armadura parece que tuviera vida.

—Ahora nuestras defensas están reparadas. Gracias Mu. —agradece Seiya mirando al caballero dorado de Aries.

—No tienen mucho tiempo. —advierte el caballero de Aries. —Pero recuerden que no deben juzgar el poder de los caballeros dorados con el sentido de una batalla común. Esto no es como cuando enfrentaron a los caballeros de plata. Tampoco tienen que temerles. Aquel que haga arder su cosmo será invencible.

—Los caballeros dorados conocen el alma de su cosmo ¿cierto? —pregunto y Mu asiente. —Es algo que oí hablar de ustedes los caballeros, eso es algo que cada uno debe hacer para ser alguien fuerte y poderoso.

—Así es. —responde Mu. —El cosmo proviene de su mente y habilidades, pero también de su séptimo sentido.

—¿Séptimo sentido? —pregunto confundida. —¿Existe eso en verdad?

—El sétimo sentido es algo que está más allá de lo que conocemos. —dice Shiryu. —Mi maestro me lo explicó en algunas ocasiones.

—Entonces, si no despertamos el séptimo sentido no lograremos vencer a los caballeros dorados para vencer a los caballeros dorados. ¿Cómo hacemos eso Mu? —pregunta Seiya.

—Tienen que encontrarlo ustedes mismos. —responde Mu. —Tienen que superar sus límites.

—Ya entiendo. —dice Seiya. —No importa solo con nuestro espíritu de batalla, necesitamos despertar el séptimo sentido si queremos salir victoriosos y salvar a ___________.

—Dense prisa, les quedan once horas.

—No te preocupes Seiya. —dice Kiki. —Mu y yo cuidaremos a ___________ e iremos detrás de ustedes muy pronto.

—Si Kiki. Te lo agradecemos. —agradece Hyoga. —¡En marcha amigos!

—¡Esperen! —los detengo antes de que se vayan. —No mueran. Prometo que iré detrás de ustedes lo más antes posible.

Ellos asintieron y corrieron hacia la salida de la casa de Aries hasta que no pude escuchar sus pisadas hacer ruido en todo el lugar. Miré a Kiki y luego a Mu, ambos habían cambiado su expresión tranquila y motivadora a una de preocupación. No podía negar que yo también estaba preocupada por ello.

De pronto siento otra vez aquel dolor en mi pecho, pero esta vez pareciera más fuerte que la vez anterior. Eran como miles de punzadas por segundo en el mismo lugar y no pararían hasta caer muerta o quién sabe. Llevé la mano a mi pecho con la intención de hacer presión para que el dolor disminuyera, pero nada funcionaba.

𝔏𝔞 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔞 𝔄𝔱𝔢𝔫𝔢𝔞 ▬ 𝔖𝔞𝔦𝔫𝔱 𝔖𝔢𝔦𝔶𝔞 #𝟷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora