Capítulo 17

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El vuelo de Seúl a Estocolmo fue en demasía reparador para el azabache, quien pudo dormir un buen tiempo y llenarse de energía durante todo el trayecto para estar listo una vez estuviera con su anhelado esposo.

Después de todas esas horas de viaje su cuerpo se sentía mucho mejor, su cabeza ya no dolía tanto y las ojeras debajo de sus ojos ya no eran tan pronunciadas.

Jungkook sintió un gran alivio.

Si tenía suerte, Taehyung no lo notaria y no comenzaría a hacerle preguntas sobre el tema. Porque sinceramente, Jungkook no podría mentirle al castaño, y contarle por toda esa complicada situación por la que había estado pasando los últimos meses, Jungkook estaba seguro que pondría a Taehyung en una situación bastante complicada.

El azabache estaba seguro que su castaño no haría más que preocuparse por él, así como siempre solía hacerlo. Por eso no quería decir nada. No quería que Taehyung se sintiera obligado a regresar con él a Seúl. No cuando apenas estaba comenzado su carrera en Suecia, donde apenas estaba iniciando esa nueva etapa de su vida.

Después de unos minutos más de vuelo, Jungkook llegó a su destino finalmente.
Sin demorarse mucho en el aeropuerto en donde sólo se detuvo a comprar una bebida y un snack para el camino, el aludido tomó un taxi y se dirigió al departamento de Taehyung.

Al principio pensó en ir directamente a la universidad, pero su vuelo había llegado muy temprano. Apenas eran cerca de las 2:30 PM. Y según tenía entendido, las clases de Taehyung terminaban a eso de las 5 de la tarde. Al final, Jungkook decidió esperarlo en casa.

Evidentemente Jungkook tenía llaves del departamento. Él mismo había hecho un repuesto por si se llegase a necesitar o si se presentaba una visita sorpresa como esa. Así que cuando llegó al lujoso edificio, enseguida se dirigió al piso 8 y buscó el apartamento no. 17.

Entró sin problemas. Y cómo se esperaba, éste estaba vacío.

Pero no importó en lo más mínimo, Jungkook no tuvo esa misma sensación de llegar a una casa vacía. No como le ocurría en su casa de Seúl cada que llegaba del trabajo y no veía a Taehyung ahí.

Jungkook sonrió enorme. Esas vibras de estar en casa por fin le invadieron. Y es que ahí estaba la esencia de su castaño. También su aroma a fresas. La cocina estaba algo desordenada y como siempre, la televisión estaba llena de polvo. Taehyung nunca la miraba.
El suéter blanco que le había regalado en navidad estaba en el sillón junto a él y la chaqueta roja que le dio en año nuevo colgaba del respaldo de una silla frente la barra de mármol en la cocina.

La sala de estar era más un estudio de pintura que un living. Pero eso no era nada extraño para Jungkook. Al contrario, le hizo sentir cálido. Justo eso necesitaba. Volver a llenar su casa del arte de Taehyung, o de Taehyung más bien. Volver a llenar sus fosas nasales del olor a esa pintura fresca cada que llegaba del trabajo y que a veces le hacía arrugar la nariz, pero que no le molestaba en lo absoluto pues eso significaba que Taehyung había hecho una obra más.

Había dos habitaciones en el departamento, pero Jungkook consideró que el castaño elegiría la más iluminada posible. Así que se encaminó a esa. Y justo como predijo, cuando entró en la habitación de grandes ventanales como había visto en el sitio web donde lo contrataron, ahí estaban las cosas de su esposo. Habían algunas ropas dispersas en el suelo, otras más arrugadas en los cajones de los muebles y la cama no estaba tendida.

Jungkook volvió a sonreír. Nunca había extrañado tanto el desorden de su esposo en casa. Pero bueno, era un artista. Taehyung siempre solía decir que donde Jungkook veía desorden, él veía arte.

Blue & Grey ⚘ | KookTae |Where stories live. Discover now