Capítulo XIII. 🌹

248 21 76
                                    

Tasha.

Mi espalda dolía, los ojos me ardían y las voces retumbaban en mi cabeza. Habia estado teniendo malestares típicos del embarazo, los odiaba.

- Señora Ozera.- Geraldine me llamó.- ¿Está usted bien?

Había investigado a la mujer, soltera, sin hijos, vivía en un alquiler, sin familiares vivos. Estaba sola. Exactamente como lo estábamos mi bebé y yo. Ella era perfecta para esto.

- Por supuesto, es solo un mareo.- le resté importancia.

- Hace cuanto está embarazada, señora.

- Voy por el tercer mes.- respondí acariciando mi pequeña barriga abultada pero a la vez, casi imperceptible para alguien que no sea yo.

- No quiero ser entrometida pero...

- No lo serás, Geraldine.- interrumpí.- Desde ahora quiero que seas como la madre que nunca tuve, y para el bebé, la abuela más dulce.- me miró recelosa.- Por lo tanto tendrás que conocer la situación muy a fondo.- le pedí mirándola fijamente a los ojos.

- ¿Y el padre?- tengo que admitir que veía venir la pregunta más temprano pero pude disfrutar un poco más de tiempo para pensar la respuesta correcta.

- Su padre no puede estar con nosotros ahora.- tragué saliva tratando de ocultar la verdadera razón de su ausencia.

Él no estaba aquí porque no quería.

- Entonces él lo sabe. Creí que no...

- No, Geraldine. El no sabe nada.- me miró con los ojos abiertos.- y quiero que siga así.

- Señora...

- Quiero que siga así, Geraldine. No voy a decir más.

- Claro, señora.

- Y por favor, llámame Tasha.- asintió y no me dijo nada más, suspiré.- Entiendo que tengas preguntas, pero por ahora es mejor si no son contestadas, al menos no todas, lo único que necesitamos es ordenar esto.- hice un circulo grande con mis manos para darle a entender que me refería al cuarto donde estábamos.

- Claro, vuelvo enseguida con las cosas que preparó para el cuarto del bebé.- asentí viendola desaparecer de la habitación que ocuparía la criatura, eso pareció animarla más.

Me había mudado a Escocia, y compré un apartamento en Inverness, por alguna razón quería que mi hijo o hija se criara en un ambiente parecido al de su padre.

Rusia era enorme, y aún así las posibilidades de encontrarme con el eran mayores que en Escocia, no puedo decir que aquí nadie me conocía, pues soy una modelo internacionalmente reconocida, pero al menos podría mantener un bajo perfil y le sería más difícil encontrarme en el extraño caso de que quisiera buscarme.

Dimitri...

Había tenido tantos momentos con él, tanta vida a su lado que no me había dado cuenta como nos consumía la rutina y el aburrimiento. Ninguno se atrevió a hablar, ninguno dijo "basta, esto ya no es un nosotros"

Admito que todavía pienso en él, pero no puedo volver, no lo obligaría a quedarse conmigo por un bebé que bien puede crecer sin padre, yo le daría todo, nada le faltaría jamas. Nosotros no seríamos la razón de su infelicidad.

- Volví.- Geraldine apareció en la puerta, arrastrando un pequeño estante blanco.

- Ese fue mi favorito, tenía pensado llenarlo de osos de peluche.- me levanté del suelo donde había estado todo el tiempo.

Don't Stop Loving Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora