Capítulo XV. 🌹

48 11 6
                                    

Rose.

Todo lo que salió de mi fue una mirada confusa, muy confusa. Al tiempo que intentaba contener a mis hormonas bailoteando dentro de mi.

— No hay tiempo de explicártelo aquí.— me liberó de su agarre y senti que volvi a respirar, miró a los costados buscando por si alguien estuviera viéndonos pero yo sabía que era porque se había dejado llevar por un segundo y ahora necesitaba balancear sus emociones.

Dimitri y yo aunque hayamos compartido un solo beso hasta ahora, nunca habíamos tenido esa necesidad de contacto físico, ni siquiera en los entrenamientos. Y se sentía tan frustrante saber que desde ahora, tocarlo se había convertido en algo tan necesario como respirar, sobretodo odiaba estos momentos en los que la moral nos obligaba a alejarnos.

Odio la moral. Quisiera olvidarla por un momento.

— Dimitri...— su mirada se clavó en mi boca y sentí un cosquilleo en mi vientre bajo. Tenía allí a un hombre de dos metros rogándome que aceptara ser su esposa por una noche y estaba segura que mi yo de hace un mes me abofetearia por no aceptar pero se sentía, de alguna manera, incorrecto.— Por favor...— supliqué, tomó mi mano y besó el dorso.

— Señora Belikova, la pista nos espera.— su acento se había marcado ferozmente, posesivamente y yo no sé como no me caí al suelo con esas palabras, sentí mis rodillas temblar y me dejé llevar por él, no tenía otra opción, parecía que esa noche, no podría caminar sin su ayuda.

Todos en el salón estaban peinados y vestidos tan sofisticadamente, no me sentía acorde aunque sabía que Abe pagó por todo lo más caro que existía, estaba segura de ello, sin embargo, no podía esconder mi esencia ni con un vestido hecho de diamantes.

A mi lado, venía Dimitri, alto y fornido, el traje le quedaba dolorosamente perfecto, tanto que quería arrancarselo y permitirme ver esos músculos que se apretaban bajo la tela.

Mierda Rose, ¿Qué diablos te pasa?

Controlate mujer...》

Una conversación y ya me había dejado así, maldito ruso mentiroso. Claro que a esa conversación había que sumarle sus dedos apretandose en mi piel, el frío de la pared en mi espalda desnuda, su aliento contra mis labios y su mirada cargada de deseo, porque sí, sus ojos dilatados me gritaban deseo.

— ¿Tienes frío? Estas temblando.

NO, RUSO MENTIROSO, ME HAS DEJADO ASI CON ESE TOQUETEO Y ESAS RIDÍCULAS PALABRAS, TU ERES EL UNICO CULPABLE.

— No, de hecho necesito aire, me estoy muriendo de calor.— se detuvo.

— Te traeré una bebida.

— Gracias camarada.— le guiñé un ojo y podría jurar que vi una sonrisita escaparsele de su rostro inescrutable antes de que se marchara.

— No puedo creer, ¿A caso le sacaste una sonrisa a ese gigante malhumorado de Belikov?— una mujer se me acercó contoneandose en un vestido verde eléctrico pegado al cuerpo, llevaba unas mil copas encima a juzgar por como abría los ojos.

— Así mismo, lo tengo comiendo de las manos.— sonreí con suficiencia, Dimitri me dijo que debía fingir ser su esposa, si él me obligaba a hacer eso, tendría que atenerse a hacer el papel de marido sumiso, la que mandaría en este matrimonio falso sería yo, y que soporte.

— En todos estos años jamás vi sonreír a ese hombre.— sonrió con nostalgia.— y vaya que lo he intentado.— ahora ya me entró curiosidad, le pasé mi mano.

— Mi nombre es Georgia Belikova, un gusto conocerla señora...— vi sorpresa en sus ojos y quise sonreír.

— Galina, solo Galina.— me sonrió viéndome de arriba para abajo sin disimulo.— en fin, un gusto conocerla, señora Belikova, pasele mis saludos a Olena por favor.— casi me atraganto con mi saliva y me mordí la lengua antes de preguntarle quien demonios era Olena.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Don't Stop Loving Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora