Capítulo 13

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—¿Qué hiciste? —Winston levanta una ceja mientras Harry camina hacia la sala de estar.

—¿Qué? —se hunde en el sofá de cuero y se recuesta.

—Tienes esa mirada en tu cara. —apunta.

—¿Cuál mirada?

—La que tienes cuando sabes que la has cagado.

—No tengo esa mirada.

Winston frunce el ceño. —¿Recuerdas aquella vez que encontramos a la pequeña familia de erizos en esa pequeña parcela de árboles junto al arroyo?

—No. —miente.

—Yo sí. Tenías como diez años y recogiste a uno de los erizos bebés, y estabas bien hasta que su madre vino corriendo hacia ti. Justo antes de que te atacara en el tobillo, tenías la misma expresión en tu rostro. Sabías que estabas jodido en ese segundo. La misma cara de ahora.

Harry recuerda. Sí, por supuesto; recuerda al erizo bebé, la picadura en su tobillo, la forma en que el agua fresca del arroyo lo hacía sentir mejor.

En este momento, lo único que puede hacerle sentir mejor es Louis, tenerlo en sus brazos, amarlo, ser honesto con él. Pero Louis no es para un chico como Harry, está cansado en el mejor de los casos, arruinado en el peor. Y todavía no espió lo que le pasó a Winston o al viñedo. No se hará hasta que el viñedo vuelva a funcionar completamente, y esa no es una posibilidad a menos que encuentre al acosador de Louis, lo saque y luego lo lleve de regreso a Las Vegas.

Suspira bajo mientras todos esos pensamientos y más forman un rugido entre sus oídos.

—Así de malo, ¿eh? —su hermano sacude la cabeza y toma asiento frente a él.

—Hay mucho.

—Cuéntame sobre eso. —niega con la cabeza y Winston se frota la rodilla. —La lluvia viene pronto —añade.

—¿Puedes decir eso ahora? —hace un gesto hacia su pierna.

—No, lo acabo de escuchar en la radio. —se encoge de hombros y se echa hacia atrás.

Todavía Harry recuerda la forma en que su cuerpo se veía retorcido en ese camino. Sus ojos estaban cerrados y la pierna destrozada. Si tan solo hubiera reaccionado más rápido, estaría completo. Su padre siempre dijo que su trabajo era proteger a su hermano pequeño, ya fuera de los matones de la escuela o de cualquier otra cosa, pero falló.

—Eres tan malditamente pesimista. —patea con los pies sobre la mesa de café entre ellos—. Sé que piensas que me estás protegiendo al no contarme los detalles de la mierda que estás haciendo en Las Vegas para reconstruir este lugar, pero no soy un tonto, ¿de acuerdo? sé que no eres un corista o un jugador de las cartas. No me estás engañando, Harry. Y tampoco estás engañando a ese chico —señala el techo hacia la habitación del rizado, donde probablemente Louis ya no esté en la ducha, quizás está en su cama, acurrucado con su gato.

—No estoy tratando de engañarlo, estoy tratando de protegerlo. —frota el puente de su nariz.

—¿De la misma manera que intentas protegerme? ¿Para compensar los restos del accidente y el incendio de los cuales ninguno fue culpa tuya?

Harry se encoge de hombros ante sus palabras. Puede que no le culpe por sus heridas, pero debería hacerlo.

—Harry, habría muerto si no fuera por ti —la frustración se filtra en su tono—. ¿Por qué no aceptas que hiciste todo lo que pudiste?

—Porque no lo hice.

—¡Lo hiciste! —golpea con la palma de la mano el brazo de su silla. —Me salvaste la vida, pero sigues actuando como si fuera un inútil, como si no pudiera entender lo que estás haciendo.

obsesión ও larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora