00

389 20 13
                                    

Noche cerrada. El cielo en su más sincera oscuridad, me acompaña con cada paso que doy. Mi vida es una sensación limitada por un deber convertido en obligación. Muchos hijos o hijas sienten la necesidad de seguir los pasos de sus padres cuando estos se retiran.

Mi deber hecho obligación es cubrir a mi padre en su negocio. No es una empresa, tampoco una simple tienda en la que la gente se sienta como en casa. Es algo más grande, más oscuro que el propio cielo que en este momento observo, recostado en este césped bañado por el rocío de la noche. Desearía ver esas pequeñas motas de polvo en el negro cielo llamadas estrellas, sentirme libre por una vez en mi vida, saborear ese placer inalcanzable aunque estire mi brazo, cierre mis manos imaginación sostenerlo, atraparlo. Mis manos no están limpias por mis obligaciones, por tantas vidas que me he llevado por delante en estos últimos cuatro años, desde que padre se alejó de lo que queda sobre mis hombros.

Sentándome miro hacia el horizonte, ese puente que frente a mi se encuentra, rodeando el rio más largo que en mis veintisiete años de vida he tenido el privilegio de conocer.

Poniéndome en este momento en pie, no molestándome en sacudir mis ropas negras, avanzo paso a paso hacia el puente, deteniéndome a la altura del mismo. Desde aquí puedo ver y sentir la calma del rio que con calma se pasea en una única dirección. Me elevo en dos de las barras que forman este puente, quedando más cerca del agua que de la tierra. Mar y tierra. Dos lujos que la naturaleza se puede permitir tomar a capricho y ahora a mi me alejan de una dolorosa realidad.

Quisiera saltar, perderme y no volver a mis obligaciones. Nadar hasta donde me lleve la corriente, hasta donde se me permita llegar y no arrebatar más vidas como la de ese joven de diecinueve años, de quien su sangre mancha mis manos, los puños de mi camisa blanca ahora oculta bajo esta chaqueta negra, tan negra como el cielo, como mi propia alma.

Una vez más subo, quedando ya tan fácil que pueda pasar al otro lado que no lo dudo. Es la vía más fácil, también quizá la más cobarde que tomar. Muchos hablan del suicidio como algo para valientes. Yo ahora mismo me siento como el mayor cobarde de todo Seul por determinar esto como el fin de mi vida. Pasando una de mis piernas, elevando la otra para quedar al otro lado del puente, puedo sentir la brisa nocturna, gélida, abrazarme, remover mi ropa, mi cabello envuelto en mechas rojas desordenándolo, al igual que guía a mis pulmones a tomar una buena cantidad del mismo. Lo permito, así como permitiría que el agua me empape, me arrastre, me hunda más de lo que yo a mi mismo me hundo por mi trabajo, mi estilo actual de vida después de tantos años por seguir los pasos ya dados por mi padre.

Pasos dados por mi padre que provocaron la caída de mi madre, su muerte, por una decisión en su día y demasiado tarde mal tomada por ese hombre.

Mirar al frente en este momento, a este lado del puente, me hace sentir paz, como si ya fuese parte de una naturaleza extravagante, tan hermosa y real que no creo que lo sea significativamente. Yo soy real, un ser humano obligado a gobernar sobre otros, a matar por venganza, a torturar por deudas, obligando incluso a otros que manchen sus manos por mi.

Soy frio y calculador y aún así estoy aquí, dispuesto a saltar, a terminar con mi vida como lo hice con la de ese chico de diecinueve años, en silencio y dispuesto a dejar un bonito cadáver que algún día será encontrado.

No será mucha la distancia posible que recorrer, pero aquí me encuentro, avanzando primero con un pie, quedando este en el aire. Mis manos lentamente se van soltando de lo que a mi espalda me mantiene aun en tierra, cuidando de no caer al rio, el cual me arrastraría quien sabe hasta donde, no importándome demasiado.

— ¿Serias realmente capaz de saltar?

Mirando al horizonte soy consciente de que en horas surgirían varias cosas. Podrían encontrarme al mismo tiempo en que el sol hace de su presencia una realidad, dando la bienvenida a un nuevo día. Un nuevo día que yo no vería en un momento dado de no ser por la persona que tan atrevida esta a mi espalda, interrumpiendo mis planes a estas horas de la noche.

Apareciste tú //Sanwoo//Where stories live. Discover now