Apareciste tú //Sanwoo//

21

Si uno no está en forma correr puede convertirse en algo demasiado doloroso. Es lo que me pasa a mi en este instante en el que cada paso es una tortura para mis pies, mis piernas y cada parte de mi ser.

No quiero detenerme ni rendirme en esta carrera que hace ya un largo periodo de tiempo inicié sin intención de detenerme hasta dar lo que deseo encontrar. Ni siquiera sabia por donde empezar y aún así he iniciado esta carrera hacia un destino que se ha vuelto otro, un camino desconocido, un deseo que también lo es y aún así continua como mis doloridos pies moviéndose en una combinación de ir despacio y rápido.

Mi intención principal era irme lo más lejos posible donde pueda olvidar a mis dos hermanos mayores, a Sejun incluso, a Ilhoon por permitir que viviese una mentira que ha durado diecisiete años. No le guardaré rencor a ninguno de ellos por mentirme, por ocultarme tanto tiempo cada detalle de una realidad que ellos solo conocían y me han negado.

Mi mente está ocupada en encontrar a esa persona, ese hombre de treinta y cuatro años que me niegan, al cual quieren alejar de mi así como no quieren que yo esté en su vida. No se que ocurrirá si le encuentro, desconozco que me dirá siquiera, pero no perderé nada por intentarlo.

Quiero aceptar que este tiempo corriendo tan lejos y volviendo sobre mis pasos valen la pena, que me aceptará. De no ser así me rendiría y seguiría mi vida ahora que aún soy joven, pero con esa pequeña astilla en mi corazón que en algún momento desaparecerá por completo.

Ralentizando mis pasos, viendo tan cerca la enorme casa donde ahora mismo me parece poco tiempo el que pase, me detengo a observar el inmenso espacio, este en el que en un principio estaba obligado a vivir, donde tanto en tan poco tiempo sucedió, como esos besos robados, esos mocoso que sin parar escuchaba, esa única vez donde hicimos el amor por primera y última vez, sintiendo ahora mismo un vacío por recordarlo que se mantiene en mi mente pero también muy profundo en mi interior.

No corro esta vez, avanzando sobre este camino, ignorando el dolor en mis pies y piernas entre tanto que cruzo la puerta que fácilmente abro por mi cuenta, pudiendo entrar a este lugar donde todo sigue igual, incluso el silencio tan absoluto que lo caracteriza.

Una parte profunda de mi siente que algo va a suceder, que no llegará un mocoso por entre ninguna de estas paredes, ni de lejos tan siquiera. El silencio es tan absoluto que es lo que pienso y siento real en este instante, conteniéndome para no gritar y decir algo que delate demasiado pronto mi presencia en el lugar.

Con calma camino este lugar, imaginándome su voz resonando por algún lugar, el humo de sus cigarrillos escapando de alguno de los espacios de su solitario refugio silenciado como los detalles de una vida para mi. Cada rincón de este lugar es conocido y desconocido al mismo tiempo para mi y siento ahora que algo falta, que hay necesidad de cierta cosa que no alcanzo a comprender y empieza a revolver algo en mi interior que me incomoda.

Entrando en este momento en su habitación reviso cada pared vacía. Nada en absoluto es un detalle que pueda darme un recuerdo. Tan solo esta cama donde me siento, esperando por unos pasos que soy consciente no voy a escuchar en ningún momento. Fijando por un momento mi atención en la mesita de noche cojo el paquete de tabaco casi vacío. Tan solo hay un cigarrillo que no demoro en coger, moviéndolo entre mis dedos, llevándolo a mis labios al tiempo que lo enciendo, dejando el humo tan libre como me siento yo ahora. No sabe a sus labios porque hasta ahora no ha sido consumido pero le pertenece y eso me da un alivio que ya necesitaba.

Cerrando los ojos por un momento, sosteniendo el venenoso filtro entre mis dedos en este momento, pienso donde puede estar, viniendo un lugar a mi mente tan claro y rápido como me pongo en pie, saliendo sin apagar el cigarrillo, dirigiéndome lo más rápido hasta la puerta me detengo un momento al ver a ese hombre que una vez escuche pero no vi por lo pronto que se marchó.