𝙲𝚘𝚖𝚙𝚛𝚘𝚖𝚒𝚜𝚘

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El bullicio se oía después de un tenso silencio, el «sí, quiero» fueron las palabras detonantes de las felicitaciones y buenos deseos a los recién comprometidos. Los agentes reunidos aseguraban su invitación a la boda abrazando a la pareja, sin embargo, quien se llevaba protagonismo -aparte de los futuros novios, claro está-; era ese anillo de joyería refinada. La flamante pretendiente extendía su mano para la apreciación del mismo, un silvido pretencioso fue la respuesta del detective Reed.

—Parece que alguien tuvo que trabajar mucho —decía Gavin observando la gema principal.

—Un Chopard For Ever Pavé, con el diamante de 0,50 quitale complementado con otros dieciocho al rededor. Me parece a mí que está de más decir el precio —intercambiaba Nines ante la duda general. Había que justificarlos, pocas veces se daban situaciones así, menos aún cuando los acontecimientos iban acompañados de un anillo de tal calibre como lo era el del momento.

Poco duró el enhorabuena, ya que se convirtió en quejido cuando el capitán Fowler hizo aparición en la escena célebre, incitando —por no llamar ordenar— a regresar cada quien a su lugar. Paseó este altaneramente por los que acataban sus indicaciones, deteniéndose en pos de brindis al par del revuelo.

Pese a la bulla que tanto se había extendido por la estación, esta se dispersó tal y como la aglomeración. Era más que un hecho el decir que lo sucedido en aquella mañana estaría de boca en boca durante los próximos días. También érase de profesar la sorpresa en Nines y Gavin al ser arrastrados en una aparente jornada normal, aun cuando el insólito evento lo ameritaba, no generaba significativas sensaciones en ellos, o al menos no más de las que el humano quisiera admitir; por el lado opuesto el androide enfrentaba las mismas.

Nines había quedado pensativo, dejándolo con preguntas a la cuales su sistema no tenía respuesta. ¿Era necesario el casamiento en la relación que mantenían ellos dos? Él tenía una idea conciente de lo que suponía, ahora era normal ver parejas casadas de androides. De esta duda venía la otra suposición: ¿Gavin en algún momento deseó casarse? Nunca se lo había preguntado, pero eso no quitaba la probabilidad de que la respuesta sea afirmativa; si fuera así entonces... ¿el humano estaría dispuesto a casarse con él? Si se lo llegara a proponer, ¿este le daría el como lo hizo esa novia, o lo rechazaría rotundamente? Gavin lo amaba, el sentimiento era mutuo, creería saber que si la respuesta llegara a ser no sería por la preferencia de una relación libre, sin inclinación por el matrimonio.

Todo era una tormenta de interrogantes y deducciones que lo llevaban a un callejón sin salida, sin embargo, someterse no era una opción cuando quedaba acorralado entre el mismo y el capitán Fowler con una bala que dictaba un clarísimo «ponte a trabajar». Si bien esto le amenzaba, más le traspasaba la mirada acusadora de Gavin, que le observaba con confusión, seguramente provocada por la exhibición de su LED y una mirada absorta.

En los días posteriores tal y como fue predicho, la noticia corrió por cada escritorio del lugar. Lo que podríamos atribuir como chisme era etiquetado como martirio para el RK; ciertamente la aflicción no era olvidada y seguía en constantes murmullos que no cesaban. Muchos pondrán el hablar como sinónimo de solución, que en bandeja de plata estaba servida, lastimosamente algunos frutos ya estaban agujereados por los gusanos de la incertidumbre, y no aseguraba que los contrarios supieran a néctares esperanzadores. No obstante el quedarse con esas dudas tampoco parecía ser más prometedor.

Entre más se sumergía a pensar, llegaba a la motivacional creencía de lo claro, él era el androide más avanzado creado por CyberLife, tan solo tenía que recurrir a sus métodos de procesador, optando por rebobinar. En el inicio su relación siempre fue complicada; él, un androide programado a hacer su trabajo, el detective, un activo antipático hacia las chatarras; era de esperarse que chocaran en todo sentido. Su congeniación fue lenta y muy caótica, casi obligada por tema laboral. Nunca se imaginó estar así con Gavin, en principios negaba a ceder en algo tan banal como la divergencia, y menos aún ante sentimientos amorosos al compañero que más tedioso no le podía parecer. ¡Ay de su puro sentimiento, que se doblegó tan pronto como esos ojos lo hipnotizaron! Porque en efecto esto había sucedido, y se generaba la obviedad en pregunta: ¿Amaba a Gavin? Más que a su propia vida, reía por lo tonta que podría parecer esta pregunta, pero reía más por la ausencia de cualquier tipo de vacilación.

Simplemente Reed900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora