Emociones

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Estaban agotados

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Estaban agotados.

No desistian en su búsqueda.

Habían intentado contactarla por el casco, asumiendo que todavía lo llevará puesto, pero la señal quedaba muda cada vez que pronunciaban su nombre y solo una extraña interferencia resonaba para frustrarlos.

El dolor en sus pechos no remitía, al contrario, se acrecentaba con cada día transcurrido impidiéndoles comer bien, tener pesadillas y hasta breves alucinaciones.

Megan estaba muy preocupada por la salud de ambos. Y para evitar que empeoraran decidió acompañarlos en la búsqueda.

Verlos en ese estado le quebraba el corazón.
Se acercó a ellos quienes caminaban agotados delante de ella, quien triste y abatida les seguia.

- Deben detenerse...

-¡No!- La cortó Casius andando junto a Deviant, ambos llevando en las manos dos sondas de rastreo.

Eran placas transparentes que se iluminaban al obtener algúna señal de vida.

Estuvieron explorando el planeta diecinueve días seguidos, deteniéndose solo para dormir cuatro horas en la noche antes de continuar avanzando.

Varios equipos, entre Leterianos y Largios, fueron desplegados para abarcar mayor terreno de busqueda, pero ellos les llevaban la delantera cubriendo el territorio hacia la dirección que intuían era la correcta. Megan había decidido ir con ellos. Si encontraban a Dánica y estaba lastimada, ella la sanaria.

Se lo debía tras salvarle la vida.

Le costaba llevar el ritmo de los chicos, sus ojeras y el dolor en la planta de sus pies la tenían agotada, pero imaginar a su hermana en diferentes situaciones mortales le daban la fuerza que necesitaba para seguir andando tras ellos hasta poder dar con ella. Aunque en ocasiones la congoja la hacia creer que de verdad no la encontrarían o en caso contrario, no con vida.

Meneo la cabeza negando ese panorama.

Dánica tenia un gran motivante para resistir y ese serian sus cachorros. Su hermana debía creer en eso.

- Al menos permitanme hacerles un chequeo. - Rogó jadeando por llevar su ritmo apresurado. - No lucen muy bien y eso no es sano para sus mentes en este momento.

Ambos lo sabían, pero parar era lo único que no podían permitirse. Perder tiempo en ellos estaba descartado.

Querían verla.

A la rubia testaruda que portaba sus sueños en el vientre.

Sus hijos.

- No podemos detenernos.- Sentenció Casius empleando todos sus sentidos al máximo para captar cualquier indicio, prueba o señal que lo pudiese guiar a su estrella con mayor rapidez.

- ¡Por favor! Aunque sea déjenme aplicarles una vitamina. La necesitan...

Ambos se vieron por un instante evaluando sus propias apariencias en el otro.

DOBLE CORAZÓNWhere stories live. Discover now