𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟮𝟵

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James y Alexandra se encontraban en otra sesión de estudio

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James y Alexandra se encontraban en otra sesión de estudio. Pero el azabache estaba aburrido.

Alexandra comenzó a leer el libro de Transformaciones con atención, pero James apoyó su barbilla sobre la mesa y la miró fijamente.

La pelirroja sintió nervios ante la mirada atenta del azabache, por lo que lo miró y James miró hacia otro lado.

Alexandra continuó con su lectura pero sintió nuevamente la mirada sobre ella, giró y lo miró, pero el miró el techo.

–James.

–¿Si?

Alexandra elevó una ceja y el suspiró pesadamente mientras sacaba para afuera su labio inferior.

–Es que me aburro. –dijo apoyando su mentón sobre sus manos. –¿Hacemos otra cosa?

–Debemos estudiar y terminar el trabajo. Es para mañana.

James suspiró pero asintió sabiendo que la chica tenía razón. Comenzaron a trabajar mientras James le hacía preguntas a la chica buscando tema de conversación.

–¡Ya lo sé!

Madame Pince se asomó y silenció al chico, Alexandra le hizo una mueca pidiendo disculpas y miró mal a James.

–¿Qué sabes?

–Veras, durante estos días buscaba algún apodo. –Alexandra lo miró confundida. –Sirius te dice pelirroja, y el resto te dice Alex. No me gusta que Sirius tenga un apodo exclusivo, entonces estuve pensando en alguno.

Alexandra reprimió una sonrisa y lo miró enternecida. James sonrió un poco y lo miró avergonzado.

–Es algo tonto. ¿No?

James Potter nunca se sentía inseguro o avergonzado sobre alguna idea que tenía, pero últimamente tenía miedo de quedar como un idiota frente a Alexandra.

–No, es algo lindo.

James recobró su postura y sonrió.

–Bien. Desde ahora en adelante, serás Lex.

–¿Lex?

–Si. Todos te dicen Alex, y pensé en otra abreviatura pero ninguna me convencía. Pero se me ocurrió Lex, y la verdad me gusta.

Alexandra sonrió ampliamente y James notó que sus ojos se achicaron un poco, lo que le causó ternura.

–Me gusta.

–Bien. De todas maneras si no te gustaba lo usaría igual, fue el único que se me ocurrió.

Alexandra rió y arrugó un pergamino para lanzarlo en su rostro, James imitó una pose de indignación y entrecerró sus ojos.

James puso su mano sobre su corazón y habló.

–A mi corazón le dolió eso. ¿Sabes?

Alexandra elevó una ceja y tomó su mano, acomodandola sobre el lado izquierdo.

QUEROFOBIA; James Potter Where stories live. Discover now