❝Miedo irracional a ser feliz por temor a que a continuación pase algo malo o negativo.❞
Alexandra White sabe que no puede ser feliz. No sólo por las situaciones que vive día a día, sino también por miedo.
Ella piensa que ser feliz es algo negativo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El mes de Abril estaba comenzando y con ello, un clima más agradable y primaveral.
El Castillo y sus terrenos estaban más hermosos que nunca. El césped estaba de un verde claro y algunas flores habían comenzado a salir.
Algunos alumnos aprovechaban este clima y metían sus pies dentro del Lago Negro para refrescarse.
Alexandra se encontraba leyendo un libro debajo de un árbol en el Patio. Una taza de té helado se encontraba en su mano izquierda, y un cigarro prendido en su mano derecha.
–¿Puedo sentarme?
Alexandra levantó la vista y se encontró con Sam, el chico estaba con su corbata suelta y su uniforme desacomodado.
–Claro.
Sam se sentó y suspiró mientras arremangaba su camisa. Alexandra notó que miraba a la izquierda y siguió su vista, encontrándose con la chica de cabello azul.
–¿Funcionó lo de la fiesta?
El chico hizo una mueca.
–No mucho, me hizo un comentario pero luego no sucedió nada. –dijo elevando sus hombros.
Alexandra cerró el libro y lo dejó a un costado para prestarle más atención al chico.
–¿Son amigos?
–Si, no muy cercanos pero sí. Nos volvimos cercanos con Valerie en segundo año y comenzamos a hablar, pero no pasamos mucho tiempo juntos. Comenzó a gustarme el año pasado.
–¿No consideraste decirle?
–No hay forma. –dijo riendo levemente mientras miraba sus pies. –Quedaré como un idiota.
–No digas eso, eres una persona increíble.
Sam sonrió un poco avergonzado y suspiró.
–Luego de la fiesta me comentó que nos había visto juntos, pero luego de eso no hablamos más sobre el tema.
–Ese comentario pudo haber sido producto de los celos.
–Lo dudo. –dijo con una mueca. –No lo sé.
Un silencio se formó en el lugar, sólo se escuchaba el charlar de algunos alumnos y el ruido de las hojas.
–Tal vez..–dijo frunciendo su ceño y pensando, pero negó con su cabeza a los segundos. –No, nada.
–¿Qué sucede?
–No, no me hagas caso.
–Sam. –dijo ladeando su cabeza.
–¿Tú.. tú me ayudarías a darle celos?
Alexandra abrió sus ojos sorprendida y el chico se sonrojó mientras bajaba su cabeza avergonzado. Sam rascó su cabello y negó con su cabeza.
