Capítulo 2

215 111 22
                                    

-Me convertiré en un caballero - Mencionaba Hyoga repetidas veces, para el, perder a su madre de esa forma termino siendo un evento bastante traumático ya que al final no había forma alguna de que pudieran rescatar el barco de donde termino hundid...

Йой! Нажаль, це зображення не відповідає нашим правилам. Щоб продовжити публікацію, будь ласка, видаліть його або завантажте інше.

-Me convertiré en un caballero - Mencionaba Hyoga repetidas veces, para el, perder a su madre de esa forma termino siendo un evento bastante traumático ya que al final no había forma alguna de que pudieran rescatar el barco de donde termino hundido, por lo consiguiente tampoco había forma de sacar de ahí a la señora Natassia. 

Cuando los botes salvavidas venían de regreso, algunos hombres cuchicheaban entre ellos hablando así sobre Los Santos de Atena, por su parte cuando los escucho de inmediato presto atención a la conversación, recuerda que solo los Santos de Atena podrían llegar a tener el suficiente poder como para sacar el barco hundido. A partir de ese momento el sintió que su vida tenía un nuevo motivo por el cual seguir adelante tomando la decisión de convertirse en un Santo de Atena para poder sacar a su madre de ese helado mar.  Si bien lo apoyaba su razón me parecía algo ambiciosa y voraz pero a la vez lo comprendía por el sentimiento de perder a alguien preciado. 

Vagando por el pueblo buscando que comer,  había llegado un hombre que vestía con una reluciente armadura con tonalidades azules, mi atención de inmediato se centro el por lo que decidí seguirlo a hurtadillas hasta las afueras del pueblo, desconocía hacia donde se dirigía pero mi curiosidad por saber quien era o que hacia era mayor, haciéndome perder la noción de que tan alejada comenzaba a estar de mi hogar. En cuanto se detuvo un sentimiento de pánico comenzó a relucir por lo que decidí esconderme detrás de un bloque de hielo y nieve que se encontraba por ahí asomando mi cabeza en la dirección de aquel hombre misterioso. 

Desde mi pequeño escondite observaba como una energía comenzaba a emanar de su cuerpo su nivel de concentración era tan alto que me hacia quedar boquiabierta, observando atentamente de su boca salían unas palabras poco audibles seguido de ello extendió su manos hacia una montaña frente suyo teniendo como resultado el desvanecimiento de la misma, por un momento en mi mente comenzaba comprender la razón de que Hyoga anhelaba el poder de un santo ahora que me encuentro frente a uno, era impresionante. 

- ¿ Estas muy lejos de casa no? pequeña. - Al percatarme de alguien hablándome, salgo tímidamente de mi escondite para toparme de frente con aquel hombre que hace unos instantes había derribado con sus propias manos una enorme montaña.

-Disculpe señor, pero ¿quien es usted? -  Respondo con otra pregunta haciendo caso omiso a la que el había echo, se coloca de rodillas y me mira - Soy un caballero señorita - Al escucharlo mi rostro se había tornado en un confuso, no sabia a que se refería puesto que yo me imaginaba a un hombre con armadura de acero, un casco y una enorme espada, lo que tenía ante mis ojos no tenía nada que ver con mi imaginación. 

-¿ Y que es  un caballero? - El hombre al escucharme suelta una suave risotada - Los caballeros somos quienes luchan por proteger a la diosa griega Atena de las fuerzas del mal - Al oír la palabra "proteger" de inmediato se figuro en mi mente la imagen de mis padres y su vida siendo arrebatada por una neumonía, sin poder hacer nada al igual que Hyoga con la trágica muerte de su madre. Por un momento siento como una chispa sale de mi interior, ahora sentía que tenía un verdadero motivo para seguir, ahora tenía planeado convertirme en un caballero de Atena para proteger y cuidar incluso a costa de mi vida, acompañando también y apoyando a Hyoga en su camino.

Después de esa charla con el hombre que se hacia llamar "Caballero de Cristal" me acompaño de regreso al pueblo, con lo poco que tenía fue suficiente para comprar algo de queso y pan, regresando con Hyoga a la casa de mis padres donde temporalmente nos refugiábamos - ¡Tengo buenas noticias, te acompañaré y juntos nos haremos caballeros! - El rostro del rubio se ilumino  con inmensa felicidad, pasamos la última noche agradable entre risas pensando lo que nos depararía el futuro en cuanto lograremos nuestro objetivo. 

El haber quedado huérfanos era un infortunio sin duda alguna, comenzaba a ser difícil, el rubio paso a ser de un niño cálido y amistoso a un niño frío y serio aunque aun no parecía dejar ese aspecto confiable de siempre, pero al parecer la vida se había apiadado de nosotros y una nueva oportunidad se avecinaba. 

La Leyenda De Una Nueva EraWhere stories live. Discover now