Kumi, una chica que creció y entrenó junto al caballero de cisne, Hyoga, en Siberia con la misma ilusión de convertirse en caballero.
Es llevada por su maestro Camus al santuario para convertirse en una saintia.
Más adelante queda ante la tutela y...
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CUARTO AÑO
He tenido un mejor avance en cuanto a las pruebas que el maestro nos ponía, aún faltaba tiempo para concluir el entrenamiento, mis reflejos y agilidad mejoraron muchísimo, las veces que el maestro nos llevaba a la misma cueva helada de siempre a arrojarnos carámbanos de hielo los esquivaba sin problema alguno, mi concentración también había mejorado, el romper las paredes de hielo ahora me parecían un juego de niños cuando hace tres años tenía que vendar mis manos por completo y apenas lograba crear grietas en ellas, en cuanto a mi resistencia ya podía soportar por más tiempo y nadar en agua helada por más tiempo, los bloques que nos hacían cargar sobre nosotros mismos para mí se sentían más ligeros,tenía más fuerza que antes, aún me costaba mantenerme con las piernas congeladas a la intemperie, soportar las ventizcas y nevadas me hacían terminar seguidamente resfriada pero no importaba, le había prometido a Hyoga que no me daría tan fácil por vencida por más pesado que fuera.
Para probar todo lo que hemos aprendido conforme a fuerza, concentración, agilidad y rapidez, Cristal había decidido hacernos pelear cáliz entre nosotros siendo el propio maestro el propio arbitro en dichas actividades.
Las peleas entre Hyoga e Isaac siempre eran demasiado reñidas, cada uno vencía al otro de distintas formas, a veces uno ganaba más por estrategia, otro por fuerza, a veces por agilidad y en otras veces por rapidez y el resultado era el mismo, uno tenía que derribar al otro sin trampas.
Por mi parte lograr derribar a Hyoga o Isaac era muy difícil, siempre me lograban derribar por fuerza, aunque lograba burlarlos y asestar alguno que otro golpe para tratar de derribarlos eran en vano, bastaba con un movimiento de ellos para tenerme en el piso, si bien era fuerte gracias al entrenamiento del maestro no estaba de más decir que no se igualaba a la de mis compañeros.
-Bien Kumi, un último enfrentamiento y tendrán el resto del día libre, es importante tener algunos días de descanso, se lo merece por entrenar arduamente - Una vez termina de hablar Cristal hace que Isaac de un paso al frente.
Ya había combatido con anterioridad con Hyoga, por lo que el ganó está vez el encuentro y al ser Isaac el perdedor en esta ocasión ahora tendría un enfrentamiento cuerpo a cuerpo conmigo quien era la que faltaba para poder tener el día libre.
Un breve suspiro sale de mi boca dando pequeños pasos hacia el frente quedando a la altura de Isaac, nos dimos la mano amistosamente como el maestro había indicado y nos colocamos en guardia.
- Está vez prometo derribar te - Hablo con una sonrisa burlona en el rostro.
-Isaac ríe y niega con la cabeza levemente- En todo este tiempo jamás has podido derribar a alguno de los dos Kumi -
Entrecierro los ojos por un momento, tenía razón pero no estaba de más intentarlo hasta poder derribar a ambos.
