✾Capítulo Uno.

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Siendo cerca de las once y media de la noche de ese sábado veraniego, Jungkook llegaba a su poco modesta casa luego de terminar su secreto trabajo en la zona rosa de la ciudad.

Afortunadamente sus padres estarían a esa hora en Jeju celebrando su vigésimo aniversario de bodas y nunca sabrían de sus salidas nocturnas. A su padre le daría un infarto al saber que el heredero del imperio Jeon estaba bailando para un montón de pervertidos en un club nocturno. Namjoon era un buen padre, pero podía ser demasiado estricto con Jungkook a veces. Seokjin, por otro lado, era..., quizás no había palabras para describir a su bipolar padre.

El joven veinteañero subió a su cuarto con prisa, ansiando hundirse en su bañera y dejar que sus músculos se relajaran. Ser bailarín en un exclusivo club de la ciudad era agotador, especialmente esconder ese secreto de todos. Únicamente su novio, Cha EunWoo, sabía de ellos. De hecho, ahí fue donde se conocieron. EunWoo fue llevado ahí por sus amigos para celebrar su cumpleaños número veinte y cuatro, y Jungkook dio un espectáculo especial para el hombre. Fue amor a primer baile, por decirlo de alguna forma.

Llevaban un año y medio saliendo, aunque a veces Jungkook sentía que su relación era monótona, incluso el sexo lo era, y llegaba a frustrarle lo poco que EunWoo ponía para cambiar eso. Muchas veces Jungkook se preguntó si no se apresuró a salir con EunWoo sin conocerlo bien previamente, aunque siempre se decía que nunca lograría conocer a nadie en su totalidad.

Suspiró.

Se dijo a sí mismo que debía dejar de pensar en cosas que, por lo pronto, no parecían tener solución.
Se permitió disfrutar de las sales minerales y el suave aroma de la lavanda que perfumaba su piel. Al salir de la bañera, se calzó una bata rosa que lo cubría hasta los muslos y bajó a la cocina guiado por un hambre voraz.

Caminando descalzo sobre la baldosa plomiza hasta toparse con el refrigerador. Buscó dentro algo apetitoso como bocadillo de media noche, aunque al parecer su nana no hizo la compra porque estaba lamentablemente vacío, a excepción de un pote de helado, crema batida dulce y un poco de fruta.

—Quizás un postre no estaría mal —murmuró tomando la crema batida y el bowl de las fresas. Cuando se predisponía a dejarse caer en el cómodo sofá blanco, sintió su celular vibrar en el bolsillo de la bata.

EunWoo, decía el identificador de llamadas.

¿Qué quería a esas horas de la noche?

Jungkook contestó el teléfono curioso de los motivos detrás de esa llamada.

—¿EunWoo?

Hola cariño —saludó en tono dulce—. ¿Llegaste ya a tu casa?

Oh, él estaba preocupado de la seguridad de Jungkook.

—Estoy bien amor, hace poco llegué.

—¿No tuviste problemas en el trabajo?

A EunWoo no le gustaba que Jungkook se dedicase a bailarín, sin embargo, por muchas peleas que hayan surgido debido a eso, el joven Jeon no estaba dispuesto a dejar de hacer algo que le gustaba muchísimo.

—Si te gusta bailar hazlo en una academia y no vendiendo tu cuerpo en ese burdel —le dijo un día EunWoo cuando Jungkook le comentó que un cliente intentó propasarse con él.

Cualquiera diría lo mismo que EunWoo, pero la verdad es que si Jungkook bailaba en ese club es porque le gustaba esa adrenalina de lo prohibido que le recorría, la lujuria que nacía en su cuerpo al bailar. Era un completo pervertido, algunos dirían y Jungkook no lo desmentiría.

—Descuida, todo estuvo tranquilo hoy —mencionó llevándose a la boca una fresa bañada en crema.

Me hubiese gustado ir por ti.

Fight For Love (Jikook)[Adap.]Where stories live. Discover now