✾Capítulo Diez.

3.3K 424 57
                                    

Cual bola de mantas depresiva, Jungkook estaba recostado en su cama, cubierto de pies a cabeza con el felpudo edredón, sin ánimos de ver o saber de nadie. El problema era su conciencia, claro, esa torpe vocecilla que lo juzgaba por aquellos deslices con el motociclista. Así mismo ya se llamó 'zorra', entre otros apelativos poco decorosos. No era muy diferente de una prostituta cuando con gran sinvergüencería abrió sus piernas para otro hombre que no era su pareja, lo peor fue haberlo disfrutado hasta el éxtasis. Y la tortura apareció luego de que Jimin lo dejase en su camerino en el club luego de habérselo follado. Se sintió bajo y sucio, usado para saciar su placer y el del boxeador.

Al salir tuvo que regresar a su casa con EunWoo, esperando que no le preguntara por los chupetones en su pecho y las marcas en su cuello.

Pero EunWoo parecía más concentrado en conducir y hablarle sobre su día que ni una mirada vaga le dirigió.

Traidor.

Así se llamaba a susurros.

Justo a la mañana siguiente, un domingo primoroso, no quiso salir de su cama y sólo dejarse llevar por una corriente de miseria y penas. Sus padres estaban preocupados, pero no lo increparon y eso Jungkook se los agradecía. ¿Cómo podía ser sincero con ellos y confesarles sus pecados?

Escuchó la puerta abrirse y por ello refunfuñó malhumorado.

—¿Qué estás haciendo en la cama todavía?

Esa era la voz de Yoongi al hablarle y Jungkook sintió pánico de su perspicaz amigo y de las conclusiones a las que llegaría sin que él le soltase media palabra. Él seguramente se daría cuenta de todo con sólo mirarlo.

—Mocoso —llamó y Jungkook se vio obligado a descubrir su rostro y ver a su amigo—. ¿Qué ocurre?

—... Estoy metido en un lío.

—Explícame.

—¿Recuerdas que te conté que me acosté con Jimin?

—Y espero que hayas recobrado la cordura —mencionó, mas al ver el rostro apenado de su amigo se dio cuenta de que sus súplicas al cielo fueron en vano—. No recobraste ni la cordura, ni el sentido común, ¿no es verdad?

Yoongi sonó como su madre, si esta lo supiese, claro, y Jungkook podía sentir ya el zape en la cabeza que le daría por ser tan descarado.

—Volvimos a hacerlo ayer, en el camerino del club.

Yoongi lanzó un jadeo y la sorpresa se plasmó en su rostro.

—Jungkook, tú tienes novio —recalcó lo obvio.

—¡Eso ya lo sé! —chilló desesperado—. Pero no sé qué hacer..., sólo sucedió y...

—Te dejaste follar.

—Yoongi —gimoteó sin saber qué decir o hacer—. Me siento como una zorra.

Yoongi contuvo una carcajada y, en su lugar, palmeó la espalda de su amigo a modo de apoyo.

—Independientemente de ello, a mí me ha surgido una duda. ¿Por qué te has dejado follar por él? Eres bailarín, Jungkook, y sé muy bien que has conocido a los hombres más apuestos del país y nunca aceptaste más allá de flores. ¡Te sentías ofendido si te ofrecían una cita porque decías que sonaba a prostitución! Y ahora... ¿Qué tiene Jimin que te nubla las neuronas?

Esa era una buena pregunta, ¡diablos!, era excelente, y Jungkook estaría gustoso de decirle la respuesta cuando averiguase qué aspecto del motociclista lo volvía un descarado. Era un misterio como el del Triángulo de las bermudas, así de profundo como le causaba temor inmiscuirse en él.

Fight For Love (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora