La alarma contra incendios retumbaba las paredes del edificio. Los vecinos no entendían que ocurría.
Hasta que de pronto, un pequeño omega se acerca lentamente a ellos.
-Fui yo, lo lamento...
-Bien hecho, cerebrito- dijo el alfa que tanto odiaba.
Los comienzos en la vida de Jimin jamás fueron color rosa. Hijo de una madre omega y un padre alfa, quien solo se preocupaba de que siguieran su legado, pero con un hijo omega, le sería imposible. Cuando el pequeño omega tenía tan solo unas semanas de vida, el pobre cachorro fue abandonado afuera de un hospital. Ahí fue cuando una enfermera omega, madre de dos alfas pequeños, lo recoge y decide adaptarlo a su familia. Sí, una familia llena de alfas. Han y Nam eran los hermanastros de Jimin. Obviamente se llevaba mejor con Namjoon, porque su edad era bastante parecida, en cambio con Han, había muchos encuentros molestos, sobretodo porque él pensaba tal cuál como el padre biológico de Jimin.
Esa es la razón número uno del por qué el rubio se estaba acostumbrando a usar supresores. Estando cerca de un alfa con Han, todo es peligroso... y Jimin lo sabía más que nadie.
El pequeño se acerca a la puerta traga nerviosamente, él no dejaba de temblar. No quería estar a solas con Han.
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— H-Han... — ¡Jimin! Mi precioso hermanito... ¿Puedo pasar?— preguntó mientras desconsideradamente ya estaba dentro del domicilio. — S-Sí...— seseó cerrando la puerta, — ¿Qué te trae por acá?— — Un pajarito me contó... que estuviste en una cita... ¿Es verdad?
Jimin se queda en silencio y comienza a sentir como sus manos se vuelven sudorosas. Entonces asiente lentamente.
—Así es... — ¿No pensabas decirme?— preguntó acercándose, usando un tono molesto y bastante alfa de su parte. — N-No es nada oficial, hyung... —¿Cogieron? — ¡Han!— dijo avergonzado caminando dos pasos hacia atrás. — ¿Acaso ya olvidaste lo que dijiste hace unos años atrás?— preguntó invadiendo el espacio personal del omega. Este no respondió y miró el piso para no encontrarse con la mirada penetrante de Han. —¡RESPONDE!— gruñó el alfa, haciendo que el rubio salte por completo y sus ojos se llenen de lágrimas y un olor agridulce comienza a salir, llenando cada espacio de su hogar. — N-No lo olvi... dé...
Han sonríe victorioso y se acerca aún más al asustado ser humano. El pequeño omega traga nerviosamente mientras siente la mano pesada del alfa sobre su hombro. Nuevamente, el olor a durazno comienza a brotar.
— Yo seré el primero, ¿Está bien? Y tú serás mío.
Park estaba a punto de responder cuando escucha cómo suenan las notificaciones en su celular, haciendo que Han se aleje rápidamente suspirando molestamente.
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Jeon estaba en el piso 16 cuando podía sentir el aroma que tanto amaba, pero a la vez odiaba, ya que era un olor agridulce e imposible de ignorar. Era un aroma que no pasaba desapercibido.
Sus instintos no fallaban para nada. Algo le ocurría al chico que quería y se les estaba yendo de las manos. Corrió hasta el piso 15 y tocó una y otra vez la puerta de aquel departamento esperando una respuesta.
