Prólogo

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Alexander Baker

 
~
—Alec, ¿Me das cholocate?
 
—¿Chocolate?
 
—Shi.
 
—Bien...
~
 
—¡NO PUEDE SEEERRRR!
 
El grito ensordecedor de Allison me saca de mis pensamientos. Para ser más específicos, de ella: la dueña de mis pesadillas y miedos, la responsable de mi dolor cada que recuerdo ese maldito día.
 
Ya pasó poco más de un año, y aún sigo sintiendo la característica presión en el pecho cada vez que pienso en eso... en él.
 
~
—Ayuda ¡por favor!
 
—Dios santo, esto no puede estar pasando
 
—¡Ayuda!
 
—¿Qué fue lo que ocurrió?
 
—Fue... f-fue un accidente, l-lo juro...
~
 
—¡ESTO TIENE QUE SER UNA BROMA! —vuelve a aullar.
 
Apuesto lo que sea a que acaba de enterarse de que la serie Lucifer está llegando a su fin. Mi hermanita suele ser un poco dramática a veces.
 
«Decir un poco es quedarse corto» No, ella de verdad puede llegar a ser una bola de histeria cuando se lo propone.
 
—¡REUNIÓN FAMILIAR EN CINCO SEGUNDOS! ¡ESTO NO ES UN SIMULACRO, REPITO, ESTO NO ES UN SIMULACRO!
 
Mis teorías quedan en segundo plano cuando escucho la alarma familiar.

Cada vez que un integrante de la familia Baker la activa, todos estamos en la obligación de dejar lo que sea que estamos haciendo —sin importar cuán importante sea— y correr a la sala de estar lo más rápido posible.

Es raro, lo sé, pero así funcionamos nosotros.
 
Con pereza me levanto de mi hermosa y cómoda cama y salgo de mi habitación, encontrándome con mi madre corriendo por el pasillo como si el mismísimo diablo la estuviera persiguiendo.
 
—¿Sabes qué le pasó? —Se lleva las manos a las rodillas intentando recuperar el aire.
 
—¿Qué te pasó a ti? —Enarco una ceja, divertido—. Porque parece que vienes corriendo desde el Polo Norte.
 
—Estaba en el gimnasio, bobo —gruñe por lo bajo—. ¿Sabrás decirme por qué Allie activó la alarma familiar, o prefieres seguir burlándote de tu madre?
 
Me encojo de hombros, reprimiendo el repertorio de bromas que se me vienen a la mente.

—Ni idea, ya sabes cómo son las mujeres de esta familia: una está más loca que otra.
 
Y eso sí que es verdad, todas aquí parecen cabras desquiciadas. Tal vez sea genético, debería hacerles exámenes sanguíneos algún día.
 
—¡Ey! —habla en tono entre divertido y ofendido—, eso no es verdad, somos personas muy norm...
 
Una estruendosa voz interrumpe su discurso de salud psicológica.
 
—¡SI LOS INDIVIDUOS LLAMADOS ALEXANDER BAKER Y LUZ JOHNSOSN NO BAJAN EN TRES SEGUNDOS, VOY A SUBIR Y LES ASEGURO QUE NO LES VA A GUSTAR!
 
—¿Normales decías? —Me cruzó de brazos con los ojos entrecerrados—. Permíteme dudarlo.
 
—Debe ser importante lo que quiere decirnos como para ponerse así —comenta desviando la mirada de mis ojos. Hasta defenderla se le complica.
 
—Buen intento, pero no te funcionará. Solo déjalo y admite que son extrañas. —Me hago a un lado para que pase ella primero—. Vamos antes de que venga por nosotros y nos arranque la cabeza a ambos.
 
Una vez en el salón, veo a Evie sentada en las piernas de mi padre, el imponente Thomas Baker, dueño de una de las cadenas de restaurantes más importante del país.

Es el tipo de hombre que da miedo en su trabajo, pero que se convierte en el amor personificado con su familia. Siempre se preocupa por nosotros y se ocupa de no convertirse en un adicto al trabajo para tener momentos familiares, justo como este.
 
—Y bien, Allison, ¿a qué se deben tus gritos de foca agonizante? —pregunta con una sonrisa ladeada.
 
En ocasiones normales, la mayor de sus niñas se quejaría por la burla de mal gusto, pero ahora está tan ocupada yendo de un lado a otro con la mirada clavada en el sobre que tiene entre las manos, que ni siquiera da señales de haberlo escuchado. Pareciera que intenta sacar rayos X de los ojos para ver qué contiene dentro por lo concentrada que se encuentra.
 
—¿Estás bien, cariño? —ahora suena algo preocupado.
 
—Ya llegó —responde, dejándonos con más dudas que respuestas. Al sentir nuestras miradas confusas, nos concede el gusto de explicarse mejor—. La carta que va a definir mi futuro, está entre mis manos ahora. Justo aquí.
 
—Y eso es... —La animo a seguir.

The Real YouWhere stories live. Discover now