Capítulo 37: Límites

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—¡Oliver!— Grite su nombre cuando me tiré sobre él para quitarle de sus manos la carta

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—¡Oliver!— Grite su nombre cuando me tiré sobre él para quitarle de sus manos la carta.

—¡Wow Wow! Tranquila, pequeña Julieta.

—¡¿Qué me tranquilice?! ¡Oliver, no debiste leer esto!

Guarde rápidamente la carta metiéndola en el pequeño bolso que había traído este día. De tantos nervios solo sentía como mis manos se ponían tan temblorosas cuando hice ese acto tan bruscamente dejando caer del bolso algunos lápices que tenía.

—Lo lamento mucho, se que no debí leer lo que tenía ese papel— Se hinco para recoger los lápices y entregármelos en la mano —. Relájate, pequeña Julieta, no debes ponerte inquieta.

—E-es que no debiste leerla... era algo privado y propio mío— Lo aparte con mis manos, solo crucé mis brazos para parar los nervios.

—Lo siento, en verdad lo siento. Me he pasado en leer eso tuyo, pero no pensaba que había algo tan serio escrito.

Solo me quede callada viendo al suelo, tratando de no darle la cara a Oliver. Tenía vergüenza de que ya se hiciera pensamientos negativos de mi en su cabeza, se que debí recoger la carta al momento pero mi mente me dejó inconsciente que no pude recuperarme rápido. Además, tenia ya un golpe en mi rodilla que solo se noto un poco de sangre derramar por mi pierna.

—¿Quién es?— Preguntó.

—No quiero hablar de eso, Oliver— Respondí aún con mi mirada al suelo sin verlo.

—¿Te sigue haciendo daño?... Por favor, Nelly. Quiero saber que ocurre y ayudarte.

Negué con mi cabeza pero él no le importó y solo tomó mi barbilla para que alzara mi mirada en su rostro. La campana solo sonó repentinamente, haciéndome brincar del susto porque en aquellos instantes solo miraba los ojos negro intensos de el, que con el aro de los lentes separaba con mas claridad de ellos.

—No, no puedes ayudarme. Ya leíste de la carta, no quería que nadie más lo leyera además de yo hacerlo, pero lo hiciste. Ahora sabes que persona soy, eso es todo lo que puedo decirte.

Moví mi cabeza para que apartara su mano en mi barbilla, mis ojos ya estaban como cristales que los rodeaba por total. Estaban cual llave quería girar su bárbula y dejar derramar la corriente de agua, dejándose caer por si solas.

La ola de emociones volvió, pero ahora volvía para dejar que mis temores alcanzaran el límite. No quería que Oliver me viera de esa forma, pero ya no podía soportarlo más. El hecho que haya leído de la carta fue la gota que derramó mi vaso de agua, dejando caer las gotas de agua pero no eran de cristal sino que estaban pintadas en color sangre.

Me han vuelto las pesadillas, no, no solo porque ahora Oliver lo sepa sino que era porque no podía huir de Max. Su maldito fantasma me ha torturado por años ya, pensaba que debía dormir una parte de mi vida para no volver a despertar de aquel juego infernal, pero no pasó lo que tenía que pasar; dejar escapar, olvidar y correr de las manos de él.

The Crush © [ En proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora