Capítulo 38: Límites II

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—No quiero que por esto me veas la clase de persona asquerosa que mostró su cuerpo

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—No quiero que por esto me veas la clase de persona asquerosa que mostró su cuerpo... por favor— Sollocé, mi garganta sentía como un nudo me separaba de hablar bien y solo apretaba mis labios fuertemente.

Solo lo vi y el no decía nada, estaba paralizado y solo sus ojos no parpadeaban varias veces. Estaba nerviosa por ver como reaccionaba, ¿huiría de mi? Probablemente. La has liado más de lo que crees Nelly.... Te dejaste ver a los rayos de luz y lo que eres.

De pronto solo note como se alejó de la pared y se acercó a abrazarme, dejó que una de sus manos acercaran mi cabeza a su pecho; así solo dejándome esconder. No pude mas, y solo volví a llorar como lo hice en minutos en la cafetería.

Tapaba mis labios con mi mano así que no se escuchara ruido que proviniera de ahí. Cerraba mis ojos con tanta fuerza, y la respiración volvía a aumentar de velocidad.

Shh...— Escuche —Tranquila, todo estará bien. Te lo puedo asegurar.

Aun continuaba con la desesperación de dejar salir todo lo que tenía por dentro, no con palabras de la verdad sino que más que derramar mis lágrimas y que Oliver viera como estaba en ese estado.

—¿Tienes tu celular?— Pregunto en susurros. Yo solo asentí —¿Puedes dármelo? Le hablaré a tu novio para que venga por ti. Lo necesitas más a él.

¡No, no puedes dejar que me vea así el!

—N-no, no quiero meterlo a esto— Trate de hablar.

—El es tu novio, y cualquier novio haría lo que fuera por su chica.

De haberlo dicho solo sonó mi celular en mi bolsillo. Esta vez lo puse en sonido alto para poder escuchar bien las llamadas de mi papá por si venía en camino a la institución. Algo más para delatarme.

—Pequeña Julieta, necesitas esto y es lo que puedo ofrecerte para poder ayudarte.

Aun sonaba aquel molesto tono de llamada de mi celular, tenia miedo pero solo le di lo que me pidió. Le ofrecí mi celular sin ver quien me llamaba, pero por otra gran suerte mía era quien no quería meter ahora a este círculo maldito de mi propia tumba.

Oliver solo aumento el brillo del celular y veía bien el nombre del contacto quien llamaba, era: Angee.

—¿Hola?— Contestó —No, soy Oliver. Ella está aquí pero no puede responderte, está a mi lado tu tranquila. Necesito que me hagas un favor.

Seguía aún escuchándolo, él no me apartó del abrazo, aun me mantuvo cerca de él y mi cabeza aún permanecía en su pecho.

—¿Crees poder hablarle a su novio para que venga por ella?

La llamada duró bastantes minutos y la voz de Oliver se hizo un gran eco en aquel pequeño escondite que estábamos. Parecía que Angee le había pedido el lugar donde nos encontrábamos y él se lo dio, sin parar de alejar el celular o colgar de esa llamada. De lo cerca que estaba podía escuchar la voz de Angee, estaba preocupada si algo malo me hubiera pasado. La tonalidad de su voz era diferente; temor y angustia que se podía escuchar a pesar de lo lejos que se entendía su voz.

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