Capítulo 30

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Ya habían 3 meses desde que Severus y James establecieron su relación, las únicas personas que sabían eran, los amigos de ambos, siempre recordaría las reacciones de sus amigos, Lucius duró una semana entera sin hablarle, pero al final, a regañadientas, lo aceptó, Gigi y Barty ya lo suponían a si que no armaron jaleo y Regulus sólo lo aceptó resignado, y según James, Black armó todo un drama en la torre Gryffindor, (como buena reina del drama que era), hasta pidió llevarlo a la enfermería, porque quizá lo habían "embrujado", sinceramente, Sev no se esperaba menos viniendo de Sirius Black, más bien estaba sorprendido que el idiota no hubiera ido a hechizarlo, los otros 2 merodeadores se tomaron mejor la noticia.

Y sorprendentemente, Lily se le había acercado, y habían hecho las paces, Severus estaba feliz, a pesar de todo, la pelirroja había sido su primera amiga, y era una lástima que dejarán morir su amistad, él la había perdonado, y ella a él, así que volvían ser amigos, la chica le había confesado, que el motivo para querer restaurar su amistad, era que el día en que conjuraron los patronus, ella pensó en todos los momentos que habían vivido juntos, y pudo conjurar el encantamiento, y cuando vio que sus patronus coincidían, llegó a la conclusión de que no valía la pena estar separados.

Y James, era todo lo que alguien puede pedir como pareja, atento, cariñoso, y por primera vez en casi toda su vida, se sintió amado, pero nunca se lo diría, ni bajo veritaserum, lo conocía muy bien, y sabía el ego tan enorme que se gastaba, y no, no era necesario subirselo más.

Todo era bonito, hasta hace una semana, una semana donde James se comportaba extraño, cada vez que estaban juntos, parecía perdido en sus pensamientos, y parecía taciturno, obviamente Severus empezó a alarmarse, su novio, (era extraño llamarlo así), no era una persona tranquila, ni mucho menos callada, cada vez que le preguntaba, esquivaba sus preguntas.

Un día, el Gryffindor, lo citó a la media noche en la sala de los menesteres, Severus temiendo lo peor fue al lugar, cuando llegó, el lugar estaba decorado para una cena romántica, y James estaba esperándolo, su aura transmitía nerviosismo puro, y Sev se sentía igual, ambos pasaron a la mesa que ahí había, tenía comida enfrente, pero sólo jugó con ella, no tenía ganas de comer, y con un nudo en el estómago, expresó lo que tanto pavor tenía.
—¿Vas a terminar conmigo cierto?—, preguntó en un susurro Severus, James lo miró sorprendido, y el pelinegro temía haber acertado en su suposición—, ya sabía yo, que nada bueno me puede durar mucho, no te preocupes James, puedes decírmelo con confianza, no te puedo obligar a que estés conmigo, así que te dejo libre—, dijo el Slytherin sin mirarlo a los ojos, y levantándose de su silla.
—¡No te vayas Severus!—, le suplicó James—, ¿De dónde sacas que quiero terminar contigo?
—Pues has estado muy extraño últimamente—, le explicó fríamente el pelinegro.
—Si, sobre eso…—, empezó con nerviosismo el moreno.
—¿Qué sucede?
—Yo… bueno… este…—, y rascándose la nuca, James se arrodilló y sacó una caja, mostrando un anillo corte esmeralda, demasiado precioso—, ¿Te quieres casar conmigo?

Severus quedó procesando la noticia, no lo podía creer, James quería casarse con él, quería unir su vida con él.
—No estás obligado a aceptar, sino quieres aceptar lo entenderé, no hay problema—, empezó a balbucear James.
Severus lo besó para callarlo, se veía adorable verlo de esa manera.
—Claro que acepto, alguien debe sacrificarse para evitar que hagas desastres estando sin compromiso, así que como soy buena persona, aceptaré.

Los ojos de James parecieron iluminarse.
—¿Enserio?
Severus bufó divertido.
—Claro que es enserio, ahora Potter, que esperas para colocarme el anillo, ¿Una invitación?
El aludido pareció reaccionar, y le colocó el anillo.
—¿Entonces estamos comprometidos?—, preguntó James.
—Por supuesto que sí, idiota—, le contestó Severus rodando los ojos.
El pelinegro admiró el anillo, era hermoso, tenía que admitirlo, James tenía un buen gusto.
—Así que, ¿Toda esta semana te has comportado extraño, por no saber cómo pedirme matrimonio?
El otro chico se sonrojó y asintió.
Sev empezó a reír tiernamente, quien lo creería, su Némesis desde niños, proponiendole matrimonio, y él aceptando.
Tomó la cara a su prometido (sus amigos les daría un infarto cuando les contara) y lo besó, ambos se fundieron en ese beso, lleno de promesas y mucho amor.
—Prometo hacerte feliz Severus, así la vida se me vaya en eso.
—Yo también prometo hacerte feliz James, que te parece si celebramos el compromiso.
El moreno sonrió picaramente y lo pegó a su cuerpo, los besos y caricias, no faltaron, pero estas no eran de lujuria o pasión, sino de amor.

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