Capítulo 203: He Confirmado que Sus Ojos Pertenecen a Alguien que...

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He Confirmado que Sus Ojos Pertenecen a Alguien que Apostaría Todo a Una Sola Tirada.

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—¡¿Sabía el General Huang que Su Majestad casi fue apuñalado por Xiao Jun Wang?!

Al anochecer, la residencia del General Huang Yue tenía un aspecto sombrío bajo la luna blanca del crepúsculo. Luego de escuchar las palabras de su subordinado, Huang Yue repiqueteó pensativamente sus dedos sobre la mesa, y cuestionó: —¿Cuándo ocurrió esto?

El subordinado respondió: —Sucedió hoy. Después de que Su Majestad fuera a la Corte Matutina, Xiao Jun Wang lo detuvo en su camino de regreso a la Alcoba Imperial. De acuerdo con lo que la gente dijo, Xiao Jun Wang primero maldijo al Emperador. Cuando fue ignorado fríamente por el Emperador, Xiao Jun Wang sacó repentinamente una daga de su manga, ¡y trató de apuñalar el pecho del Emperador!

Huang Yue dejó escapar un significativo suspiro, e indagó: —¿Qué le pasó después?

El subordinado dijo: —Fue puesto temporalmente en arresto domiciliario. Debido a que el Emperador no puede ver sangre durante el período de adoración de los ancestros, su sentencia de muerte fue cambiada por el arresto domiciliario.

Huang Yue asintió con la cabeza, y volvió a reflexionar sobre la situación.

Antes, cuando Huang Yue envió una carta a Xiao Jun Wang, sintió que Xiao Jun Wang no estaba en una situación desesperada. No obstante, parecía que Xiao Jun Wang sí estaba bastante desesperado, hasta el punto de apostarlo todo en una sola tirada.

Mientras las yemas de los dedos de Huang Yue repiqueteaban lentamente sobre la mesa, el resplandor del exterior de la ventana se inclinaba gradualmente hacia el Oeste. Hasta que, finalmente, el sol amarillento se disipó y el polvo aterrizó en el suelo. En ese momento, los dedos de Huang Yue golpearon fuertemente la mesa, y mientras levantaba la cabeza, ordenó: 

—Tráeme un pincel y tinta, y luego envía esta carta a Xiao Jun Wang.

El subordinado se sorprendió.

—¿General Huang?

Huang Yue dijo: —Desde el momento en que decidí conspirar para obtener el trono, cada paso que daba era pensando en cómo dar los tres pasos siguientes. No me atrevía a avanzar ni a retroceder, por miedo a que todo se acabara si cometía el más mínimo error, y terminara muriendo sin un lugar donde ser enterrado. En lugar de ser precavido, he sido más bien como una tortuga que esconde su cuello. Yo, Huang Yue, nunca he creído en el destino, pero esta vez, quiero creer por una vez. Quiero arriesgarme, incluso a riesgo de mi propia vida, e intentarlo.

A lo largo de la historia, hubo innumerables héroes y villanos, pero solo una cosa es segura: el ganador es el monarca, y el perdedor es el enemigo¹.

Los días aparentemente tranquilos y pacíficos de las actuales aguas turbulentas pasaron un día tras otro, como el viento traicionero y las nubes extrañas². Hasta que, finalmente, llegó el día en que el Emperador del Reino Yan del Sur tendría que adorar a sus antepasados en solitario.

A medianoche, la luna menguante brillaba sobre todo el país. Algunos hogares estaban contentos y otros preocupados. En cuanto a Tian Xiang, había estado infeliz durante todo el día. Después de cenar, Xiao YuAn decidió bromear con ella.

—¿Qué ocurre? ¿Cómo es posible que una chica tan joven frunza tanto el ceño, hasta el punto de ser capaz de ponerse un trozo de papel entre las cejas?

Tian Xiang se limitó a negar con la cabeza y no decir nada.

Xiao YuAn sabía que ella estaba preocupada por él. Con el fin de hacer que Huang Yue creyera en él, tuvo que fingir que quería asesinar a Yan HeQing. Incluso podría decirse que todo el mundo en el Palacio Imperial estaba ahora hablando de cómo se le daría la sentencia de muerte después de que Yan HeQing terminara de adorar a sus antepasados.

Buscando el Harem: ¡Yo Soy el Harem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora