Capítulo 210: El Capítulo Final.

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Xiao YuAn se había pasado todo el día riéndose del jarrón de narcisos que había sobre la mesa.

Al principio, Tian Xiang quería preguntarle qué había ocurrido para que estuviera tan feliz, pero ahora estaba dudando en llamar a un médico.

Los capullos del narciso tenían un color claro y una delicada fragancia. Xiao YuAn extendió la mano y acarició las esbeltas hojas verde esmeralda con una sonrisa.

—Huele muy bien.

Luego se levantó, se dirigió a la ventana y exclamó:

—¡Cuando sale el sol en el mar de nubes, el cielo parece tan azul!

Después de respirar profundamente, continuó.

—¡La brisa es ligeramente fresca y confortable!

Mientras levantaba la vista, mirando las flores de ciruelo del patio que aún no se habían marchitado, dijo:

—¡Un toque de rojo entre la escarcha se ve tan impresionante!

Tian Xiang: —...Xiao Jun Wang, ¡¿qué le ocurre?!

Xiao YuAn curvó sus ojos y respondió: —¡Estoy feliz!

Xiao YuAn alabó todas las cosas que pudo, incluso las flores, las plantas, las botellas y los frascos no se salvaron. Pero aun así, no le pareció suficiente para expresar lo feliz que era, tan feliz que incluso corrió al patio.

Hoy, el general Chen también estaba cavando el estanque de forma persistente e incansable. El estanque ya había tomado forma, y Chen Ge estaba en el fondo, secándose el sudor de la frente con una mano apoyada en la cadera, sintiendo una sensación de logro. De repente, apareció un hombre. Ese hombre estaba sentado al borde del estanque, el cual acababa de formarse, con una pierna doblada hacia arriba y la otra balanceándose libremente. Ese hombre miró a Chen Ge con una expresión risueña.

Chen Ge levantó la cabeza, sonrió y saludó.

—Xiao Jun Wang.

Xiao YuAn lo saludó.

—Oye, ¿el general Chen sabe hacer la danza Yangge¹?

Chen Ge estaba visiblemente confundido.

—¿La da-danza qué?

Xiao YuAn respondió:

—Yangge, ¿no sabes? Está bien, yo te enseñaré. Levanta el pecho, el estómago y las caderas. Levanta las manos y con tus dedos haz la forma de una orquidea². Vamos, no seas tímido, ¿qué tiene de malo que un hombre grande haga la forma de una orquídea con sus dedos? Entonces pisa con tu pie derecho tu pie izquierdo, gira tu cintura, ¡gira! ¡Sí, eso es! ¡Aprendes rápido, General Chen!

Chen Ge se derrumbó y se tocó el rostro.

—Xiao Jun Wang, ¿qué le ocurre hoy?

Xiao YuAn se rio.

—Nada, estoy contento. Ah, baila y te acompañaré —Xiao YuAn se aclaró la garganta y comenzó a cantar—: ¡Hoy es un buen día! ¡Todas las cosas que quieres pueden hacerse realidad!³ Oye, ¿por qué no estás bailando?

—¡Xiao Jun Wang! ¡Weichen todavía tiene que cavar un estanque! ¡Discúlpeme por no poder acompañarlo!

Xiao YuAn se rio a carcajadas y, finalmente, permitió que Chen Ge se fuera piadosamente.

Chen Ge suspiró aliviado. Para evitar ser castigado de nuevo, Chen Ge se apresuró a terminar el trabajo de hoy y así poder volver a casa lo antes posible.

Buscando el Harem: ¡Yo Soy el Harem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora